Nápoles rinde culto a ‘Kvaradona’
Kvaratskhelia sigue la estela del Pelusa en Nápoles. Murales, calcetines, cuadros y hasta muñecos a tamaño real del georgiano inundan la ciudad.
Física y geográficamente no pueden ser más distintos. Pero lo que la vida distanció por casi tres décadas y miles kilómetros, lo ha unido Nápoles. El talento de Kvicha Kvaratskhelia tardó poco en recordar a los napolitanos el que desplegó Maradona en el antiguamente denominado San Paolo. “Eso que sabes que, cuando tienen la pelota, va a suceder algo especial”, dicen en Nápoles.
Una ciudad donde la historia, su historia, se cuenta en los muros. Las pinturas representando a San Gennaro se alternan con los graffiti sobre Maradona y los de Totó e Peppino. Ahora, las paredes napolitanas también están adornadas con la mirada penetrante y la barbita rubia de Kvaratskhelia. O Kvaradona, como le llaman muchos napolitanos.
Una de esas pinturas es de Juan Pablo Giménez, un artista argentino (e hincha de Lanús) que casi por casualidad aterrizó en Nápoles y aquí lleva casi año y medio. Su devoción por Maradona le hizo ganarse la amistad de Ciro, el napolitano que posee los bajos de la plazoleta dedicada a Maradona en los Quartieri Spagnoli. Allí plasmó su arte con sprays con diferentes murales sobre el Pelusa que fueron extendiéndose a otros muros del barrio. Su imaginería religioso-maradoniana ha dado paso a homenajear, también, a Kvaratskhelia.
Un mural suyo con la imagen del georgiano y su dorsal (el 77) comienza a tomar la estela icónica del 10 de Maradona. Se venden calcetines con ambos números en los puestos de souvenirs del centro histórico. Juan Pablo ha pintado también un óleo que planea entregarle en persona al georgiano. Admira su arte, lo que convierte a Kvara en un futbolista de culto: “¡Cómo gambetea! ¡Parece que no está y te hace de repente una cachetada y mete la pelota por un huequito!”.
Los murales napolitanos han viajado por las redes sociales hasta Georgia. Allí también han surgido graffiti similares. “Le ha robado también el corazón a los georgianos”, cuenta a AS Salome Kharatishvili, periodista georgiana que cubre desde Nápoles para su país todo lo que sucede con su compatriota. Ellos tienen su propio Maradona. “Recuerda las glorias del nuestro fútbol durante la era soviética con Mikhail Meskhi, el mago del balón”.
Para Salomé, es un caso único. “Kvara es un predestinado, aunque hemos tenido talentos jóvenes después de la independencia de la URSS, ninguno había conquistado al fútbol europeo como él”, sentencia Salome. En los once años que lleva cubriendo el Calcio para su país, nunca había visto algo igual. “Hace poco me encontré a napolitanos estar celebrando un partido de la selección georgiana y ves banderas de mi país en las gradas del Maradona, en los bares, en los balcones... es la manera que tienen de mostrarle a Kvara el gran afecto que le tienen”.
Chi ama non dimentica, dicen los napolitanos. El que ama no olvida. Kvara, a su manera, mantiene vivo el fútbol maradoniano en Nápoles.