Nacido para la Champions
Rodrygo participa en un gol cada 73 minutos en la Copa de Europa, torneo en el que ha anotado 16 de las 31 dianas que ha hecho con el Real Madrid. En Liga lo hace cada 173′...
La transformación de Rodrygo cuando suena el himno de la Champions League, cuando se enfunda la camiseta con ese logo redondo y estrellado en la manga, empieza a rozar lo paranormal. El brasileño ha dejado atrás esa versión en la que apenas aparecía en Liga, aunque sigue costándole en el torneo doméstico: lleva cinco dianas en 26 encuentros este curso y apenas 12 en 100 duelos ligueros desde que llegó al Madrid. En Champions, su carácter asociativo se convierte en fervor goleador y su actitud tímida, en descaro juvenil: ya son 16 goles (de los 31 que ha hecho de blanco entre todas las competiciones) en 37 partidos de la Copa de Europa. Una eterna historia de amor en la que el Chelsea volvió a quedar despechado.
No puede el equipo de Lampard hacerse el sorprendido, pues ya le pasó hace un año: ganaba por 0-3 en el Bernabéu en la vuelta de cuartos de final (resultado que le valía para pasar tras el 1-3 de la ida), pero Rodrygo mandó el duelo a la prórroga con un voleón tras pase mágico con el exterior de Modric. Benzema terminó la faena, pero el golpe que mandó a la lona a los blues lo había dado ya el brasileño.
La diferencia de rendimiento de Rodrygo entre la Liga y la Champions es todo un misterio; todos los grandes delanteros acostumbran a mejorar sus cifras en los torneos domésticos, donde se mezclan rivales de gran talla y otros de menor categoría, y a sufrir más en la Copa de Europa, donde se reúne lo mejor de cada casa. Pero Rodrygo le ha dado la vuelta a esa tendencia: anota un tanto cada 114 minutos en Champions y uno cada 448′ en Liga.
Y eso que en los últimos tiempos ha logrado despertar a nivel nacional: en sus dos primeros cursos de blanco promedió un gol cada 510′ y 980′, respectivamente; en los dos últimos ha bajado esas cifras a 387′ y 365′ (este último, el curso presente, aún tiene margen de mejora). En la Champions ha sido mucho más estable: en sus cuatro cursos ha promediado goles cada 83′. 317′ (su peor marca, de largo), 100′ y 133′. El City, previsible rival blanco en semifinales, sabe bien de lo que hablamos: el curso pasado dos goles de Rodrygo ‘in extremis’ le privaron de una final que ya se celebraba en Mánchester.
Ancelotti rebaja la euforia de Rodrygo
La frecuencia con la que Rodrygo ve portería en Champions le coloca dentro de un grupo selecto: sólo Cristiano (un tanto cada 85′), Puskas (99′) y Di Stéfano (107′) mejoran el tiempo que necesita para hacer gol con el Madrid en la Copa de Europa (uno cada 114′). Y no sólo de marcar vive Rodrygo en Europa; a esos 16 tantos ha añadido 9 asistencias para una participación total en 25 goles a lo largo de 1.817 minutos. En la Champions, Rodrygo deja su impronta cada 73 minutos; en Liga, lo hace cada 173′. La mejor hoja de servicios posible en un club que ha hecho de su paso por esta competición su modus vivendi, el combustible que lo pone en marcha.
El propio Rodrygo no termina de entenderlo, cómo para que lo hagamos el resto: “Hasta hoy, aún no sé explicarlo. Es una competición muy especial para mí”. Ancelotti, como ese padre que aplaca con severidad los momentos de elogios, rebajó la euforia: “No ha hecho un partido tan bueno como otros, pero con una efectividad extraordinaria. Ha marcado la diferencia”. Y mientras, el técnico tiene nuevos motivos para no cambiar su plan en las semifinales que vienen, en las que asoma (salvo hecatombe) el City de Pep y Haaland.