Este Nápoles es un espectáculo: a octavos

Un Nápoles espectacular selló el pase a octavos de Champions con dos jornadas de antelación gracias a cuatro partidos inolvidables. Los azzurri sumaron ante el Ajax su novena victoria seguida, la cuarta en un grupo de Champions en el que marcaron 17 goles, encajando solo cuatro. Los holandeses, respecto al choque de ida, lograron hacerlos sufrir algo más, pero en este momento los sureños están sencillamente imparables.

Spalletti le había pedido pensar en el partido como si fuera una final a sus jugadores, que no tardaron nada en demostrar que le hicieron caso. Tras apenas cuatro minutos, Lozano terminó una gran combinación con Zielinski y cabeceó con precisión a la red el 1-0. Después de un par de vaivenes en ambas áreas, los partenopei alargaron su ventaja gracias a otra jugada con el polaco protagonista.

En este caso el mediocampista combinó con el siempre activo Kvara, que encontró en el área con un centro raso a Raspadori. El italiano fulminó a Pasveer con un remate perfecto e igualó el récord de Del Piero y Ravanelli, marcando goles en todos sus primeros tres partidos en la Champions.

La segunda parte fue la mejor del Ajax en los dos enfrentamientos con los italianos. Los de Schreuder hicieron sufrir a sus rivales, que se quedaron sin Anguissa por lesión y encajaron el 2-1 en el 49′. Lo marcó Klaassen, que hace siete años estuvo cerca de fichar por los italianos y aprovechó con un cabezazo un centro de Bassey.

Tras una fase igualada, el Nápoles forzó un penalti gracias a un disparo de Ndombelé parado con la mano por Timber. La pena máxima llegó con la ayuda del VAR y la materializó Kvaratskhelia, cuyos números lo dicen todo: siete goles y siete asistencias en sus primeros 13 partidos como napolitano. Otro penalti, por una falta de Juan Jesus sobre Brobbey, encendió el tramo final del encuentro. Bergwijn marcó el 3-2 y, por un momento, hubo la sensación de que el Ajax sí tenía la fuerza para conseguir el empate.

Y allí apareció Victor Osimhen. El nigeriano, que no jugaba por lesión desde el choque con el Liverpool, saltó al campo en la reanudación y con una de sus presiones locas le quitó el balón a Blind delante de la portería vacía, empujando entre palos su primer gol en la Champions con los sureños. Lo celebró a lo grande, y con él sus compañeros. El mejor Nápoles nunca visto en la Champions ya está en los octavos. La fiesta azzurra sigue.