El Girona manda al limbo la Champions League

El Girona parece que sigue pagando la novatada en la Champions League. Solo así se explica su derrota ante el Sturm Graz, que le hace empezar a vislumbrar la puerta de salida. Los rojiblancos, que les queda por enfrentarse a Liverpool, Milán y Arsenal, estaban obligados a vencer para no asentarse de manera peligrosa en la zona baja de la clasificación (únicamente suman tres puntos) y lo que no podía ser, fue. El Sturm Graz no había puntuado, hasta la fecha, en esta Champions, tampoco ningú jugador suyo había marcado (el tanto que firmaron ante el Brest fue en propia puerta) y fue llegar el Girona y acabarse sus males. Biereth fue el verdugo.

Las matemáticas no dicen que el Girona está ya eliminado, pero ahora le queda la épica. La derrota le deja compuesto y se puede decir, a toro pasado, que la presión y necesidad de tener que ganar sí o sí le pudo pasar factura. La Champions ya de por sí no es fácil y cuando te ves achuchado, todo pesa más. Es cierto que el bloque rojiblanco se mostró dominador con el balón, pero es que el Sturm Graz no lo echó de menos. Le dejó jugar y tuvo suficiente con transitar de manera veloz para acechar a Gazzaniga. Esa verticalidad fue la que le faltó al Girona. Por lo menos, debió ser más regular en sus acciones de ataque y es que solo se mostró incisivos, y con peligro, cuando Bryan Gil se adueñó de la pelota. El de Barbate es un jugador diferencial y constató que está en un momento dulce. Bailó en más de una ocasión a Lavalée y de sus botas estuvo a punto de llegar el 0-1, aunque a Iván Martín se le apagó la luz. La ocasión era imposible de fallar, pero justo eso hizo: lo imposible. Bryan Gil firmó su enésima genialidad al detener el tiempo, buscar la mejor opción y, con un caño increíble a Khudyakov (portero ruso de 20 años que no jugaba un partido oficial desde el 14 de julio de 2023), dejó solo a Iván Martín para que empujase el balón a gol. Un bote traicionero le impidió impactar bien el balón y se marchó por encima del larguero. Respiró el Sturm Graz, se martirizó el Girona.

No hubo manera y el error hizo desaparecer a un Iván Martín que no dejó de recordar esa acción (Míchel le cambió en el 52′). Al verse intacto, el Sturm Graz buscó su momento y probó a Gazzaniga, especialmente con un disparo de Lavalée y una acción de Boving, pero el meta rojiblanco estuvo muy seguro.

Ya en la segunda mitad, el Girona no acabó de entonarse y todo lo que pudo salir mal, lo hizo. La demostración, el 1-0 de Biereth. Gazzaniga dejó muerto en el área pequeña el balón tras un disparo de Jatta y ahí lo recogió Biereth para adelantar al Sturm Graz. No se le puede acusar al Girona de no intentarlo, aunque no era el día. La ansiedad fue a más, la circulación de balón no pasó de ser a trompicones y nadie encontró la luz. Lo intentaron Francés, Stuani y Danjuma y todo se quedó en un ¡huy!. La Champions no espera. Tocará apurar y ver si se obra el milagro. Pase lo que pase, que les quiten lo bailado, claro.

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