CHAMPIONS (FASE LIGA) | REAL MADRID 1 - MILAN 3
El Bernabéu abraza a Valencia
Emocionante homenaje antes del partido: hubo una gigantesca bandera, camisetas de apoyo y sonó el himno. El estadio rompió en aplausos.
El ser humano es maravilloso, cuando es humano. Cuando siente y padece. Cuando sufre, incluso por quien no conoce. Pero sabe que cualquier día podría ser él. Cuando se moviliza para algo tan simple, pero tan potente, como mandar cariño. Fuerza. Sucedió en el Bernabéu, una noche para siempre. Donde el himno de la Comunidad Valenciana retumbo por encima del de la Champions, con todo lo que eso supone. Y donde la rivalidad entre aficiones, al rojo vivo, hizo una tregua para regalar un silencio que sonó en todo el planeta. El fútbol es extraordinario, cuando es más que fútbol. Cuando es ejemplo de humanidad. Cuando es así.
La UEFA, a petición del Madrid, autorizó ayer por la tarde un enorme homenaje. Los jugadores saltaron al césped con camisetas en apoyo, cada una en su idioma. “Todos somos Valencia”, se leía en la de los jugadores del Real Madrid. “Siamo tutti Valencia”, en las del Milan. Para entonces, ya se había desplegado una pancarta en el fondo sur: “Valencia somos todos”. Al extenderse, el estadio rompió a aplaudir. La grada de animación tenía preparado un tifo con motivo del enfrentamiento entre los dos equipos con más Champions, pero decidió cancelarlo. Aunque se perdiese el inmenso trabajo. La noche era de Valencia.
Una gigantesca bandera
Y lo fue. Los jugadores saltaron al césped y, tras sonar el himno de la Champions, llegó el gran momento. Una gigantesca bandera de la Comunitat Valenciana se extendió en el lateral oeste, ocupando los dos primeros anfiteatros. Mientras se desplegaba, la emoción invadió a los presentes, que volvieron a responder con un estruendoso aplauso. Por distintas partes del campo se pudieron ver banderas y pancartas en apoyo a Valencia. “No estáis solos”, rezaba una en el fondo norte.
La megafonía anunció el minuto de silencio y el Bernabéu se puso en pie. Las aficiones mantenían una dura disputa para entonces, con insultos por parte de la italiana a la española y pitos como respuesta. Y de golpe, silencio. Hasta quienes entienden poco de respeto en el día a día, entendieron que en ese momento era innegociable. Tal vez es la única lectura positiva que se puede extraer de una tragedia, que saca el lado más humano de cualquiera.
Sonó el himno
Los jugadores se posicionaron en el círculo central y, tras el silbatazo de Vincic, comenzó a sonar el himno de la Comunitat Valenciana. Fue muy emocionante. Una de esas imágenes que se quedan clavadas para siempre. El Bernabéu y el madridismo, con sus múltiples defectos, también tienen esto. Lo tuvieron la noche del 5 de noviembre, demostrando que el fútbol es extraordinario, cuando es más que fútbol. Y que hay pocos sentimientos más poderosos que la empatía. Que el ser humano, sí, es maravilloso cuando es humano.