Así es el Stade Brestois, el equipo revelación de la Champions que se clasificó con menos de 50 millones de presupuesto

En la región de Finisterre, al oeste de la gélida Bretaña francesa, se encuentra Brest, una ciudad portuaria que, sin un atractivo extendido, destaca por sus puertos y por el comercio marítimo. Su equipo de fútbol, el Stade Brestois 29, que tributa el número del departamento en el que se encuentra, está realizando una temporada de ensueño en la Champions League, después de clasificarse la temporada pasada siendo uno de los equipos con menor presupuesto de toda la liga francesa.

Sin haberse clasificado antes a una instancia europea, el Brest acabó 3º en la liga francesa, certificando su billete directo a la máxima competición continental. Gracias a una última jornada de infarto, en la que podría haber sido enviado a la previa, los ‘Piratas’, tal y como les bautizan en el país vecino, superaron todas las expectativas y pusieron el broche final a un año sin precedentes en la corta historia del club.

Para entender la historia del Brest hay que destacar, indudablemente, la figura de Éric Roy. En enero de 2023, el conjunto bretón se encontraba en puestos de descenso y sufría una crisis que amenazaba su permanencia en la primera división del fútbol francés. Su entrenador, Der Zakarian, fue destituido, por lo que sus dirigentes se encomendaron a un entrenador que llevaba 13 años sin ejercer en los banquillos. La apuesta, arriesgada, suscitó un gran escepticismo, aplacado en apenas un año y medio.

Éric Roy revitalizó al equipo en tiempo récord. Salvó al Brest de forma holgada, pero en su segundo año, cuando todas las quinielas le colocaban como un candidato al descenso, no solo realizó la mejor temporada de la historia de un club bretón en la Ligue 1 en cuanto a puntuación se refiere (superando incluso los puntos del Rennes, el club con más músculo económico de toda la región), sino que llegó a estar cerca del liderato, acuciando al Paris Saint-Germain. Su clasificación a la Champions, completamente inesperada, le elevaron a los altares y ensalzaron su método de trabajo, dotando al equipo de carácter, pundonor y un estilo de juego en el que imperan los duelos aéreos y el fútbol directo.

Antes de arrancar la Champions, el Brest era el peor equipo de la competición por el Coeficiente UEFA. El hecho de no haber disputado ningún partido europeo en su historia suponía un desafío total para los ‘Piratas’, que, sin embargo, sin nada que perder, iniciaron la competición incontestablemente. Ganaron 2-1 al Stum Graz en la primera jornada, golearon 0-4 al Salzburgo, tutearon al Bayer Leverkusen, 1-1, y, en la última jornada, antes de viajar a Barcelona, vencieron 1-2 al Sparta de Praga, en un escenario dificilísimo en el que pocos equipos salen airosos.

El club ya ha acumulado más del 10% de su presupuesto, 48 millones, en ingresos de la Champions League, tras perder en verano a piezas clave como Mounié, Satriano o el central Lilian Brassier. A ello hay que añadirle que su mejor jugador, Lees-Melou, se perdió por lesión las dos primeras jornadas y no jugará prácticamente en lo que resta de curso por una fractura del peroné. La clave, por tanto, del Brest, es el juego colectivo, un equipo sin estrellas, pero que afronta cada duelo como si no hubiera un mañana.

Diez puntos de doce posibles, jugando en Guingamp, ya que su estadio, el Francis Le-Blé, no reúne las condiciones necesarias requeridas por la UEFA, prácticamente clasificado para los dieciseisavos y sin presión alguna, el Brest quiere seguir desafiando a los grandes del fútbol europeo. Sima, Ajorque, Del Castillo, Keny Lala, Amavi, Chardonnet, nombres desconocidos para el panorama europeo, están erigiéndose como pelotones de infantería que bombardean a todos los rivales que osan a truncar su sueño de seguir vivo en Europa. El miércoles, en Montjuic, contra un Barça en racha, los de Éric Roy, en el encuentro más importante de su historia, buscarán una gesta sin precedentes en el fútbol francés.

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