Arbeloa muestra el camino a Ancelotti

El Real Madrid se sabe la partitura de la Champions de memoria. Y los chicos de Arbeloa se están aprendiendo los acordes de la Youth League. Es el gran objetivo en la casa blanca y se nota. Lo es cada año, pero en la confluencia de generaciones de esta temporada se potencia el favoritismo. El destino quiso que el enemigo de mayores y jóvenes en octavos de su máxima competición continental fuera el RB Leipzig y el Juvenil A le ha mostrado el camino a Ancelotti y los suyos. Y con dos obras de arte. Una de Palacios enjaulada por Gonzalo y otra de Cristian David. Mendietazo y a cuartos. Reeditar la gloria de 2020 está más cerca.

Ya espera el Milan, pero no fue fácil. Nunca lo es y avisaba Arbeloa en la previa: “El Leipzig arriesga mucho sacando el balón, es un equipo que me gusta”. Tenía muy estudiados a los pequeños toros rojos y desde el minuto uno ordenó a los suyos sacar la cizalla. La mejor receta para cortocircuitar al rival: presión, presión y presión. Las elásticas blancas agobiaban a los de Baum. Desde Hugo de Llanos e Iker Bravo, los pichichis (20 y 14 goles esta temporada), hasta Cristian David, el ancla. Así se cocinaba un dominio perenne. Con fichajes ‘made in Castilla’ como Manuel Ángel, Palacios y Gonzalo para disparar las revoluciones. No tardó el tridente en lucirse ante sus técnicos. Arbeloa y Raúl, que acudió al Di Stéfano. Como también lo hicieron Joselu, Lucas Vázquez o un Nico Paz a quien sus tres partidos en Champions le dejan fuera de la Youth. Robo de Mami, maniobra de museo y pase al hueco de Palacios y Gonzalo al zurrón. Gol de nueve: desmarque, carrera y definición.

Era el minuto 24, no inquietaba el Leipzig, con Jacobo y Joan cómodos, y olfateaba el segundo Cristian tras un tuya-mía estupendo con De Llanos que chocaba con Schlieck. Pero se atemperaron los ánimos y de ello se aprovechó Bayindir para sacar a pasear su ambidextrismo. Primero, un derechazo que se marchó cerca del palo de un Quetglas inédito. Después, al borde del descanso, zurdazo. Aún más cerca que el anterior. Un aviso doble para recordar que en el refrigerio el Madrid necesitaba un red bull para evitar disgustos.

Cristian, un pulpo con colmillo

Aunque las energías salieron en equilibrio. A los azules le sonreía el marcador a pesar del 1-0. A los blancos le pesaba que sólo fuera uno. Apoyados en Jatta y Onuoha ganaban yardas los teutones. Subía el ritmo. Del control madridista a un ida y vuelta que agradaba a Baum. Fue Eduardo, el killer visitante (14 goles este años) que apenas había inquietado, el que no logró rematar un centro raso con veneno. La réplica llevó la firma de Iker Bravo, con un eslalon fantástico cuyo broche, chutazo desde fuera del área, se marchó desviado. Y sin apenas respiro, Ferran Quetglas salvaba el empate en un mano a mano ante Jatta.

Y de un milagro a otro. Ahora de Schliek en otro cara a cara. Iker Bravo ganó a Böhm en carrera desde campo propio y, tras maniobrar en el área, se topó con una manopla salvadora del meta. Pero nada pudo hacer ante el Mendietazo de Cristian David instantes después. Córner botado por Mesonero para encontrar la volea del pivote. Pegadita al palo, botando, imposible. El gol de la tranquilidad. El de los cuartos de final. El premio al dominio y el premio a un Cristian David imperial. Un pulpo que tenía un rifle guardado entre los tentáculos.

Espera el Milan en Milán (12-13 de marzo). No estarán Manuel Ángel e Iker Bravo. Amonestados, cumplirán ciclo. Y el fin de fiesta, Pol Fortuny. Ante el Adarve volvía a competir 328 días después. La lesión de rodilla está enterrada y Arbeloa luchará por la Youth con Pol, que acarició el 3-0 con jugada marca de la casa. Un refuerzo de categoría. Arbeloa le muestra el camino a cuartos a Ancelotti.