“Aquí hay Champions”

Los niños juegan al balón, la banda de música ameniza una agradable aunque nublada tarde de domingo y el resto de la gente simplemente pasea o disfruta de un café en alguna de las terrazas. Y por si alguien no se ha enterado aún, decenas de banderolas se lo recuerdan al visitante en la Plaza de la República de Braga: “Aquí hay Champions League”. Un lema más que apropiado para presumir de lo que es una excepción: aparte de Braga, sólo Lisboa y Oporto han tenido el privilegio históricamente de disfrutar la máxima competición continental. Las entradas (75 euros la más cara para el público general) se agotaron hacen dos semanas.

La ciudad aparenta una extraña tranquilidad, ajena al excitante otoño futbolístico que vive con las visitas de Union Berlin, Real Madrid y Nápoles. Hasta que uno llega a su centro neurálgico y lo encuentra inundado de motivos de la Champions en cada rincón. El lema también rodea el cerco de la fuente que da la bienvenida a una plaza que en pleno otoño desprende olor a castañas asadas. Una estampa castiza de la que disfrutarán hoy 1.500 aficionados del Real Madrid.

Braga roza los 200.000 habitantes (ha duplicado su población en los últimos 50 años) y es la quinta ciudad más poblada de Portugal. Está en pleno corazón futbolístico del país. En un radio de 60 kilómetros al norte de Oporto se concentran 8 de los 18 equipos de la primera división portuguesa. La Europa League, de la que es habitual en las últimas dos décadas, ha arraigado entre la afición ‘minhota’, sobre todo después de que el equipo fuera finalista en 2011 (cayó 0-1 ante su ‘vecino’ Oporto en Dublín con arbitraje de Velasco Carballo). Pero la Champions, en la que participa por tercera vez (en las dos anteriores no pasó de la fase de grupos) desata la fiebre.

En Portugal es tan difícil romper el duopolio Benfica-Oporto [en los últimos 20 años sólo lo ha conseguido el Sporting] como sortear las dos previas que ha de superar el tercer clasificado para acceder a la fase de grupos de la Champions. El Braga lo consiguió eliminando al Backa Topola serbio y al Panathinaikos griego. Y eso es motivo de orgullo para la ciudad de los arzobispos. Los colores azules de la Champions han teñido hasta esas letras gigantes que todo buen destino que se precie ofrece al turista para dejar registro fotográfico de su visita. Estos dos días, con el autobús del Real Madrid de fondo. La expedición blanca ha elegido esa plaza para su estancia en Braga, una ciudad que vibra con la Champions.

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