Champions (Fase Liga) | Atalanta - Real Madrid

Aprobados y suspensos del Real Madrid contra el Atalanta: un poco de Vinicius es mucho

El brasileño, minimizado físicamente, marca y cocina el de Jude. Un Bellingham imperial, MVP, con un tanto directo a sus ‘highlights’, y Ceballos fue el guardaespaldas de Lucas Vázquez. Tchouameni, señalado.

Vinicius estaba minimizado. Y, aún así, sale maximizado de Bérgamo. Sin piernas eléctricas, tuvo puntería quirúrgica. Así se puso cuesta abajo un partido lleno de resiliencia. Del Madrid y del Atalanta. Porque los de Gasperini se levantaron de la lona y Retegui perdonó lo imperdonable. Aunque el hilo conductor de la victoria fue Bellingham, que no deja de cantar desde su primer abrazo de gol. Con la cintura dejó roto a De Roon y eufórico al Madrid. Aunque la Dea acarició el mantener viva una racha que parecía interminable. Ceballos ayudó lo suyo, a Lucas para parar a Lookman y en general, un muro en la intendencia. Al contrario que un Tchouameni que también muestra fisuras como central.

Courtois: Tardó en hacer la primera intervención. No fue hasta el 54′, cuando repelió un latigazo imperial de Lookman. Porque en el penalti nada pudo hacer ante De Ketelaere, que reventó la escuadra. El segundo tanto entró por su palo, aunque Lookman ajustó mucho. Y ante el asedio final se mostró solvente, especialmente ante la lluvia de centros a los que le sometió el Atalanta.

Lucas Vázquez : Tenía enfrente a la peor pareja de baile posible. Un Ademola Lookman lanzado. Avisó en AS que el partido sería “un espectáculo”. Su comienzo lo fue. Y Lucas lo sufrió. El de Curtis trató de anticipar y también sujetar, pero las tácticas fueron desactivadas por el nigeriano. Con el paso de los minutos, el lateral buen ganando poso y minimizó daños, especialmente con la ayuda de Brahim y Ceballos. Hasta que Lookman le encontró las cosquillas de nuevo en el segundo tanto. Superado.

Tchouameni: Es el plan central de Ancelotti. El mensaje con su titularidad en detrimento de Asencio fue claro. Y todo estaba bajo control, hasta que dejó de estarlo. Aurélien comenzó sólido, tanto en el juego aéreo como en la anticipación, apagando un par de fuegos en el área. Pero cuando creció el Atalanta sufrió Tchouameni. Descubrió su posición en un centro lateral. No hubo incendio. Sí al abrigo del descanso. Kolasinac se coló en el área, pasó al francés por la derecha y Aurélien llegó tarde. Derribo, penalti, empate... y mar de dudas.

Rüdiger: Un escudo. Por arriba, por abajo y hasta el centro del campo. Rüdiger se sabe líder y lo demostró en Bérgamo. Aunque por momentos estuvo demasiado solo en tareas de intendencia. Libró una vibrante batalla con De Ketelaere, verbal y física, y salió victorioso en la mayoría de envites. Disfruta en el cuerpo a cuerpo y se nota. Pudo ponerle guinda a la actuación con un cabezazo que se le marchó desviado con todo a favor.

Fran García: El peligro del Atalanta se perfiló en la banda contraria y ello minimizó los dolores de cabeza de Fran. De Ketelaere es mucho menos eléctrico que Lookman y el lateral español estuvo firme cuando hubo de aguantar la posición. Aunque en el segundo tiempo estuvo blanco en un contragolpe que pudo terminar en disgusto. En ataque, donde debe marcar diferencias con Mendy, no tuvo demasiadas oportunidades de aportar soluciones.

Ceballos (84′): Un guardaespaldas para Lucas. Muy pendiente de las coberturas y también del triángulo entre centrales y sala de máquinas. Fue más ancla que Valverde se doctoró en tareas de intendencia. Dejó dos entradas a ras del suelo que se llevaron los aplausos de Carletto desde la banda. Con balón tuvo menor importancia que en otras noches por estar centrado en el campo propio, aunque apenas erró dos pases. Y supo jugar rápido para dar agilidad al juego. En defensa fue un muro.

Valverde: Con galones, tomó la responsabilidad de una falta desde la frontal. Y hasta ahí llegó su aportación ofensiva. Muy encorsetado en el doble pivote, pero sin poder sacar las alas a campo abierto. Una tarde sin demasiado brillo para Valverde. Sin blancos, pero tampoco negros.

Brahim (84′): Como en casa. Ídolo a apenas 60 kilómetros, Brahim se sintió en San Siro. Eléctrico desde el silbatazo inicial. No tardó en forzar una falta peligrosa en la frontal y fue el arma más clarividente del equipo blanco. Cocinó el tanto de Mbappé con un servicio de campanillas. También estuvo en el origen del segundo, con el pase que originó el pinball que acabó en tanto de Vinicius. Irreverente en ataque y esforzado en defensa. En la primera parte le echó un cable a Lucas con Lookman en un par de ocasiones y después fue un centrocampista más para tratar de cortocircuitar el renacimiento de la Dea. Pudo redondear la noche con una volea, pero se marchó alta por poco.

Bellingham (87′): Ha vuelto. Con todas las mayúsculas que quieran poner. En su sitio disfruta. Ahí ayuda en defensa, pero por llevarlo intrínseco y no por obligación. Porque como ‘diez’ maneja, juega y hace jugar. Sirvió en bandeja a Rüdiger el que pudo ser el segundo del Madrid, pero él sí le quitó el envoltorio al regalo de Vinicius para enjaular el tercero. Con un juego de cintura retrató a De Roon y definió con clase. Primer tanto en la presente Champions, sexto en los últimos siete partidos. Sólo necesitaba el primer abrazo de gol y volver a su posición, para entonar de nuevo el Hey Jude.

Vinicius: Regresó ocho días antes de lo estimado. Aunque no lo hizo totalmente. Titular, voluntarioso, pero con lastres. Algo totalmente natural tras una lesión en el bíceps femoral. Trató de bajar a recibir, buscando protagonismo, aunque cuando pudo tenerlo, a campo abierto, le faltó lo que le sobra normalmente, chispa. Especialmente en un par de jugadas donde Belligham buscó la espalda de la zaga y Vini, si bien llegó a tiempo, no rompió. Y aún así, fue decisivo. Como siempre. La fortuna le dejó un rebote franco y con la zurda, a la jaula. Y un suspiro después encontró la espalda de la defensa con un pase al que Bellingham le quitó el envoltorio. Minimizado, un gol y una asistencia. Un poco de Vinicius es mucho.

Mbappé (36′): Había comenzado energético. Erró un primer mano a mano donde Carnesecchi cerró bien. Después no logró zafarse de Hien en duelo que era a cara o cruz. Pero a los 10 minutos, Mbappé fue Mbappé. Pase estupendo de Brahim y con el control, Kylian hizo el 80% del tanto. Orientado, dejó a De Roon en su baldosa. Después sólo tuvo que cruzar el disparo y celebrar. Con confianza, pudo marcar el segundo instantes después, pero definió demasiado centrado. Todo en apenas 14 minutos. Un huracán que se apagó 20 minutos después. En el 34′, al césped. Dolor muscular. No pudo continuar y, cabizbajo, puso rumbo a vestuarios. El mejor Mbappé duró 36 minutos.

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Rodrygo (36′): Se quedó en el banquillo porque llegaba justo a Bérgamo y la lesión de Mbappé anticipó los planes. No recibió demasiados balones. Y en el más franco, tras zafarse bien de la zaga, englobó un chut demasiado centrado.

Modric (84′): Salió en el tramo final para sostener.

Asencio (84′): Sacrificado por Tchouameni, pero más minutos a la mochila.

Güler (87′): El turco tuvo tiempo de incidir en el juego.

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