1x1 del Real Madrid contra el Kairat Almaty: y Mbappé no descansó
Siempre Mbappé. Con tres goles despertó a un Madrid aún en ‘modo derbi’. Huijsen, estupendo en defensa. Vinicius, desaparecido.
Fue un Madrid de menos a más. Del ‘modo derbi’ al ‘modo Mbappé’. Kylian apuntaba a descansar y, cortesía del revolcón del Metropolitano, salió de inicio en Almaty. Y menos mal que no rotó. Fueron tres goles y pudieron ser cuatro, pero fue la sensación de saberse imparable. Lleva 13 en 9 partidos, números dorados y con tintes históricos. Estadística en la que ayuda, y mucho, su buena conexión con Güler. También contra el Kairat. Una ‘manita’ en la que despertó Huijsen y donde Rodrygo, en poco tiempo, brilló más que Vinicius en mucho. Las heridas cicatrizan en noches de mayor tronío, pero cinco siempre ayudan.
Courtois: Había sido un mero espectador, hasta que dejó de serlo. Primero con una asistencia sensacional, un pase largo a Mbappé que Kylian le agradeció en cuanto lo enjauló. Después, con dos paradas estupendas, ‘a lo Courtois’, de estar cuando hay que estar.
Asencio: Xabi probó a Valverde como carrilero, pero fue Asencio el lateral derecho. No arriesgó con balón y, a medida que avanzó la noche, se fue asentando. De inicio dejó algún control defectuoso, pero no sufrió demasiado. Correcto.
Huijsen: Venía de una tarde complicada, la peor de blanco. Ese derbi que todavía resuena. Pero utilizó al Kairat para reaccionar. A un equipo que salió con el brío que le faltó al Madrid de inicio, pero que se topó con un gigante que despertó. Estupendo en salida, con un par de conducciones de las que solo a él no le disparan las pulsaciones. Incluso apareció en campo contrario en jugada. Y en defensa, sólido. Exigido, más de lo que debería, pero cómodo. Atento y contundente. Notable.
Alaba: Primera titularidad de la temporada. La primera desde el 23 de abril. Mucho tiempo, y se notó. Sin salir señalado de Almaty, le costó sostener a Satpaev y a Jorginho cuando le obligaron a salir de la guarida. Y, en su labor habitual, fue Huijsen el que brilló en el inicio de la construcción.
Fran García: No es fácil ser relevo de un futbolista que apenas suelta el testigo, pero esa es la realidad de Fran con Carreras. Y la asume con entereza y rendimiento. Encuentro esforzado en defensa, con apariciones decisivas en los minutos iniciales, cuando el Kairat mostró tímidamente los dientes. Mientras que en campo contrario ofreció alternativas y, cuando le buscaron, metió balones con mala idea.
Güler (80′): Se movió entre líneas, mucho más mediapunta que mediocentro, y por ahí despertó a un Madrid que comenzó con la misma caraja del derbi. Con mucha libertad, fue el canalizador del fútbol blanco en la primera parte y extendió los límites de su sociedad con Mbappé, con el que se entiende sin mirarse. Cada vez más cerca del área y lejos de la base. Una zona donde se siente en casa. Solo hay que mirar los números... y las sensaciones.
Tchouameni (80′): Sin errores, tampoco demasiados aciertos. Con el partido a favor ya sí que se acomodó, pero sin desnivelar cuando más le necesitó su equipo. Su presencia siempre suma, pero no logró dominar la sala de máquinas.
Ceballos: De puntillas por Almaty en la primera parte. Sin mucha incidencia en el juego del equipo y, poco habitual en él, estuvo en ocasiones lejos del esférico. Necesita partidos de tirar la puerta y noches como la del Kairat no parecían que serían la llave. Pero cuando bajó la batería kazaja, subió la suya. Y su estadística con ello: 99 pases completados, siete recuperaciones... Y el VAR le salvó de un penalti que el colegiado ya había señalado.
Mastantuono (69′): Demostró personalidad, en ocasiones demasiada, algo que le costó alguna pérdida por madurar demasiado el balón. Pero mostró “ese gen competitivo”, innegociable en Franco, que le hace incalculable para Xabi. Y ese es su mayor valor. Así logró forzar el penalti que descerrajó la lata.
Mbappé (81′): Como sea, donde sea, pero en la red. Ahí acaba siempre el balón cuando Mbappé pisa césped. Ante el Kairat comenzó como generador, con un servicio a Vinicius al que el brasileño no quitó el caramelo y otro a Fran García que, tras el centro, también acabó en ‘uy’. Pero pronto se colocó el traje de ejecutor. Fue, primero, desde el punto de penalti, como su doblete al Marsella. En total, cinco de cinco desde la línea. Los once metros no son pena, sino alegría máxima. Después siguió insistiendo. Muy superior en el regate. En todo. Hasta que enganchó un contragolpe. Ante Kalmurza, tac. Falló de manera inexplicable el hat-trick, con todo a favor, pero lo marcó después. Parecía que iba a descansar, pero menos mal que no lo hizo.
Vinicius (70′): Si Mbappé es el ying, él fue el yang. Tuvo un mano a mano cruzó demasiado, con el exterior que tanto le dio en el Ciutat. A partir de ahí, no se encontró, más allá de una buena jugada que Kylian no aprovechó. Y, en el cambio, mostró su frustración de manera vehemente.
También jugaron
Brahim (69′): Necesitaba Brahim una alegría y se la dio sobre la bocina, con un buen tanto para cerrar la manita.
Rodrygo (70′): Salió por Vinicius y, en 20 minutos, pudo ser más decisivo que su compañero. De una gran jugada suya nació el cuarto, de Camavinga.
Camavinga (80′): Llegó, vio y marcó. De cabeza. Difícil aprovechar mejor los minutos.
Bellingham (80′): Sin apenas incidencia.
Gonzalo (81′): Minutos para Gonzalo. Con Endrick ya recuperado, suman más. Y su asistencia a Brahim multiplica.
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