Campuzano mantiene vivo el sueño del playoff de ascenso

Campuzano tuvo que ser. El delantero catalán, al que la desgracia ha perseguido en forma de lesiones, encontró un nuevo oasis de felicidad en Gijón con el gol que mantiene vivo al Sporting hasta la última jornada y, quién sabe, si puede acabar pasando a la historia en caso de un desenlace ahora inesperado por depender de otros en la jornada definitiva.

Entró en la convocatoria a última hora, porque su recuperación después de tres meses y medio lesionado parecía que se podía prolongar algo más, y Ramírez tiró de él en busca de ese gol milagroso. Faltaban solo seis minutos para el 90, Cote puso el balón en el segundo palo, Otero cabeceó al centro en busca de un compañero y ahí apareció Campu para empujar el balón a la red. Gol de delantero ratonero, que se dijo siempre, de cazagoles, de hombre de área.

El Molinón, con la segunda mejor entrada de la temporada, se vino abajo. El gol de Campuzano permite al Sporting con el milagro en la última jornada en un final fratricida, porque los rivales que tienen que fallar son el Oviedo o el Racing de José Alberto. Qué juguetón es el destino.

El Eibar mantiene opciones de ascenso directo pese a la derrota. El equipo de Joseba Etxeberria dominó el encuentro, porque la estadísticas así lo demuestran, pero careció de la pegada de la que ha hecho gala el resto de la temporada. Tanto fue así que el Sporting disfrutó de las mejores ocasiones del encuentro. Dicho de otro modo, Luca Zidane tuvo que lucirse más que Rubén Yáñez bajo los palos.

Un disparo de Gaspar al larguero al filo del descanso (43′) y una chilena de Djuka a la que respondió el portero armero con una gran parada (64′) fueron las ocasiones más relevantes de un duelo controlado por el Eibar pero sin llegar a poner en aprietos de verdad la portería local. De hecho, sendos disparos de Stoichkov (3′) y Correa (23′) fueron los únicos entre los tres palos y obligaron a intervenir a Yáñez; el resto, se marcharon fuera.

Aunque sea menos visto para la afición sportinguista, su equipo supo sufrir un partido más y tuvo el golpe de fortuna que se necesita también para alcanzar los mayores logros. Y ahí estuvo como protagonista Víctor Campuzano, que no olvidará jamás esta temporada convertida para él en una montaña rusa. Comenzó marginado por el entrenador, pero acaba como tercer máximo goleador del equipo, con seis tantos, después de haber jugado solo 18 de los 41 partidos. En el 42, en Elda, se jugará el Sporting su clasificación para el playoff.

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