A nadie le amarga un punto

Las dos inercias antagónicas que se cruzaban en Lezama se neutralizaron en un duelo azul de máxima igualdad. El cuadro vizcaíno se presentaba con la necesidad de curar la herida abierta en Butarque y restañar la sangría de goles encajados en las últimas jornadas. El combinado asturiano, por su parte, llegaba lanzado por su magnífica racha. El choque no reflejó las diferencias patentes en las estadísticas más recientes. Ambos gozaron de oportunidades, pero los delanteros no tuvieron su tarde. Nadie pudo abrir la lata, ni siquiera tras la expulsión de Carbonell a falta de 20 minutos al ver su segunda amarilla. Reparto de botín que no disgusta a ninguno de los azules visto el transcurso del envite.

Haritz Mujika introdujo cinco cambios con respecto a la sonrojante goleada recibida en Butarque. Con el retorno de Pablo Campos a la portería y del capitán Etxeita a la zaga, la mayor sorpresa llegó en la delantera con la titularidad de Da Graca junto a Jauregi. Doble punta en busca de finalizar la sequía goleadora del equipo. Carbonell, actuando junto a Sibo en el doble pivote, y Rayco, en banda izquierda, completaban el capítulo de novedades. Por su parte, Luis Carrión insistió con su once de gala. Ni un solo cambio en la alineación que superó al Albacete en el Carlos Tartiere la semana pasada.

Con una importante presencia de público carbayón en las gradas de Lezama, la tensión se palpaba entre la afición zornotzarra mientras los visitantes disfrutaban del buen momento ovetense animando a los suyos. La coordinada presión del Amorebieta metía en serios apuros la salida del balón visitante. A pesar de las dificultades fue el conjunto dirigido por Luis Carrión el que protagonizó el primer aviso. Un ajustado disparo de Viti desde la frontal estuvo cerca de sorprender a Pablo Campos. El meta reaccionó bien con una meritoria estirada. El rechace lo pudo aprovechar Borja Bastón, pero el 9 no encontró portería. El ariete madrileño fue un continuo quebradero de cabeza para la defensa zornotzarra. En uno de sus muchos desmarques, se volvió a plantar en área vizcaína con ventaja. El buen hacer de Gayà desbarató una oportunidad que apuntaba a ser definitiva. Por medio de chispazos, los de Mujika inquietaban a una adelantada defensa asturiana. Lo más peligroso llegó por medio de una falta que Rayco envió muy cerca del palo. Sin un dominador claro, se llegó al ecuador del duelo.

El paso por vestuarios insufló algo de energía en ambos equipos. Luis Carrión también aprovechó la pausa para hacer su primera modificación con la entrada de Jimmy por Luismi. Sin cumplirse ni un minuto desde la reanudación, un error del Oviedo en la salida regaló el balón a Dorrio. Pero su violento disparo buscando la escuadra se fue al lateral de la red. La réplica no tardó en llegar. Una cabalgada de Viti por derecha con un sensacional eslalon no acertó a materializar Seoane en posición de remate. Las ocasiones se sucedían en una y otra área. El partido entró en un constante toma y daca. Embestidas que no terminaban de finalizar, ni siquiera exigir a los porteros. Rayco tampoco acertó desde la frontal en una jugada combinativa por el costado diestro. Tan solo la falta de puntería privaba a las hinchadas de celebrar algún gol.

A la vista del estado frenético del encuentro, Carrión agitó el banquillo buscando soluciones ofensivas con la entrada de Camarasa en sustitución de Luengo. Una clara declaración de intenciones del técnico ovetense. A diferencia de jornadas anteriores, el balón parado pudo darle rédito al Amorebieta, pero salvó bajo palos la zaga visitante. También llegó el momento Cazorla. El mago de Fonciello pudo disfrutar de 20 minutos en su proceso de puesta a punto. A 15 minutos del final, el partido se desequilibró. Fue en el aspecto numérico. La expulsión de Alex Carbonell por doble amarilla dejó a los locales con diez. A partir de ahí, el Amore se refugió buscando retener un punto. Los carbayones apretaron ante la debilidad del rival.

Tras un intenso envite y visualizando el cercano final del encuentro, a nadie le amarga un dulce. Un punto en este caso. El hecho de sumar cortaba la aciaga racha azul y prolongaba el buen momento ovetense de cinco partidos sin conocer la derrota. Así las cosas, Amorebieta y Oviedo se repartieron el botín echando el cerrojo a sus respectivas porterías. Las defensas estuvieron más acertadas que los atacantes en un partido que no pasará a la historia.

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