Al Espanyol le pillan el truco

Sin ventaja. Y, de golpe, el Espanyol salió de la zona de ascenso directo. Así, como un puñetazo de Mike Tyson. El equipo que iba camino de los 100 puntos, sin recibir goles y sumando cada semana, ha dilapidado esa ventaja en tres partidos en los que ha ido a menos. En Fuenlabrada se le escapó la victoria en el último suspiro por en error de Diego López. Ante el Girona, de perdonar el 2-0 se pasó a un 1-2 en un abrir y cerrar de ojos, un accidente. Pero en Leganés, un partido de tronío, el Espanyol decepcionó por su puesta en escena, vulnerable en defensa, inoperante en ataque, desconectado ante un inteligente rival.

Déja vu. El partido del Espanyol no distó en exceso del que jugó el curso pasado, que supuso el fin de Machín, el último partido de 2019. El resultado fue de 2-0 y el equipo perico no dio pie con bola, como anoche, víctima de sus errores como ese 1-0 en el que David López no atinó a resolver un pase de Mérida. El mediocentro estuvo lento, perdió un balón y el Leganés resolvió con maestría. Miguelón y Calero salieron en la fotografía de la expulsión y del 2-0. El Espanyol se midió a un igual, como ante Mallorca y Rayo, otros aspirantes, y tampoco logró marcar gol.

Los problemas. En todas las ligas hay momentos de inflexión y acostumbran a llegar a partir de la jornada 10. Los equipos se estudian y se conocen, detectan sus patrones, sus puntos fuertes y débiles, porque ahora mismo el fútbol ha perdido espontáneidad, tiende más a la ciencia que al arte. Y, por eso mismo, los rivales ya saben como neutralizar la salida de balón de Calero o cómo vigilar a RdT o Embarba, por lo que el Espanyol necesita encontrar soluciones desde lo colectivo, algo que le ha faltado estas últimas semanas. Nunca dio sensación de fluidez el equipo salvo en contados momentos, si no de ser impenetrable y letal arriba, con pequeñas sociedades que ellas mismas resolvían los partidos en las áreas. Y eso ahora empieza a no ser suficiente porque con un gol no basta. Y a veces no llega.

Mentalidad. Nadie puede tildar a Vicente Moreno de no verle las orejas al lobo porque lleva tiempo advirtiendo de que esta situación podría llegar. El Espanyol ni debe perder los nervios ni tirar por la borda todo lo recorrido. El equipo debe seguir su proceso de mejora desde lo colectivo y los jugadores deben hacer un esfuerzo. No es cuestión de nombres sino de equipos, no es de tener a los mejores jugadores sino de que todas las piezas del puzzle encajen. Hay tiempo, hay materia primera y hay artesano. Debe haber también mentalidad porque, si la Liga acabase hoy, el Espanyol se iría al playoff.