El Eibar mantiene sus opciones europeas a costa de Las Palmas
El conjunto vasco se impuso con solvencia a su rival con goles de Bebé, Aythami en propia meta y Adrián. Acaba la jornada a tres puntos de la Europa League.
En Ipurua se resisten a olvidarse de Europa. Sí, leen correctamente, ya incluso mencionan sin circunloquios la palabra mágica. Motivos les sobran para ello. Restan ocho jornadas y el Eibar continúa bien colocado entre las posiciones altas del campeonato liguero. Sólo le separan dos puntos del séptimo clasificado, que esta temporada podría tener premio continental.
Los armeros tampoco se cansan de pulverizar registros. Acumulan 13 victorias, nueve como anfitriones, y han marcado 50 goles, superando su tope anotador en Primera División. Parece que les sale todo rodado.
Contra Las Palmas volvió a ocurrir lo mismo. Tras un inicio eléctrico, los locales engrasaron su maquinaria. Hubo varios avisos hasta que encontraron el premio del gol. Habían transcurrido 15 minutos cuando Bebé ganó en carrera a la zaga canaria para rematar hacia las redes un gran envió de Luna.
Poco después, el atacante portugués recuperó la posesión y sirvió en bandeja otro caramelo que Aythami desvió a su propia portería ante la presión de Kike, quién había rematado ligeramente antes.
Desde entonces el partido se le puso muy cuesta abajo al equipo azulgrana. Era un verdadero monólogo ante la pasividad y desidia del equipo canario. Perdían muchos balones en posiciones peligrosas y la brecha pudo ser mayor.
El descanso sirvió para curar en parte las heridas. Los insulares salieron con más intensidad y pronto dispusieron de una doble ocasión clarísima que Yoel salvó casi por inercia. Lizoain también intervino magistralmente a continuación. Fueron dos magníficas acciones.
Aun así, la auténtica obra de arte del encuentro tiene nombre. Lemos demostró otra vez que es un gran especialista lanzando faltas directas. Su ejecución fue sencillamente espectacular. Imparable.
Todavía había vida para los visitantes. No obstante, poco les duró esa alegría. David Simón cometió un dudoso penalti y Adrián lo transformó con toda la tranquilidad del mundo. Era el golpe definitivo que permite al conjunto eibarrés seguir soñando despierto. Porque trabajando duro como hacen ellos, las ilusiones a veces se acaban cumpliendo.