TENERIFE 2 - BILBAO ATHLETIC 0
El Tenerife coge aire y el Bilbao Athletic no levanta cabeza
Lozano y Yeray marcaron en la primera mitad y alejan al Tenerife de la zona peligrosa. Gil vio la roja en el 81' y el Bilbao Athletic continúa como colista.
El Tenerife aprovechó la ingenuidad del colista Bilbao Athletic para obtener un cómodo triunfo que, pese a los dos tantos marcados, no ofreció un rendimiento sobre el terreno de juego tan evidente como en el marcador.
La endeblez del cuadro vizcaíno se puso de manifiesto desde los instantes iniciales del encuentro, puesto que fue el equipo tinerfeño el que se manejó con autoridad. Incluso Lozano tuvo una buena ocasión en el minuto once para adelantarse en el marcador, pero cabeceó fuera.
Los bilbaínos demostraron su juventud y la condición de colista en el minuto veinticuatro, cuando una falta próxima al centro de campo la sacó rápidamente Aitor Sanz y Lozano, en el punto de penalti, cabeceó a la red ante la pasividad de su defensor.
No obstante, este tanto parece que espoleó al filial, puesto que a partir del gol fueron sus jugadores los que, poco a poco, se adueñaron de la posesión del balón, aunque sin excesivo acierto en ataque, salvo un disparo lejano de Etxebarría que Dani despejó con ciertos apuros.
Pero cuando mejor jugaban los pupilos de José Angel Ziganda el infortunio le asestó un duro golpe, en el minuto cuarenta, cuando un centro de Saúl García desde la izquierda lo introdujo Yeray en su propia puerta en una desesperada intentona de despejar el balón.
En la reanudación la disposición táctica de ambos conjuntos fue mucho más arriesgada, con lo que hubo espacios mucho más abiertos que propiciaron numerosas llegadas a una y otra portería.
Esta vez fue el cuadro vizcaíno el que ejerció un mayor dominio sobre su rival, aunque fueron los insulares los primeros en crear cierto peligro en la portería rival, pero un defensor desvió a córner un disparo cruzado de Suso.
De aquí al final nada que reseñar en ataque, puesto que el balón deambuló por la zona central del campo, con continuas idas y venidas hasta las frontales de las dos áreas, pero sin peligro alguno para los porteros, concluyendo así un encuentro que acomoda al equipo tinerfeño y reafirma la condición de colista del visitante.