Liga BBVA | Valencia 0 -Levante 0

Un punto y final y un puntazo

Remate de Mata al poste en el 88'. Épica defensa del Levante con diez. Xisco Nadal expulsado en el 21'. El Valencia lo intentó y Vicente se despidió

Miguel Á. Vara

El disparo al poste de Mata en el minuto 88 disipó cualquier duda sobre la posibilidad de pacto en el derbi valenciano. Los chés atacaron hasta el final, lo intentaron todo y cada jugador que entraba aumentaba la mordiente local. Iban a por el partido, sin pasteleos, sin vecindear, sin regalar nada aunque también es cierto que los de Unai (muy activo) tampoco arriesgaron yendo a tumba abierta, su situación no se lo exigía y jugaron con cabeza, conforme al guión que le dejaba al final del derbi como tercero de la Liga española, como campeón de la 'liga de los mortales'... un éxito se llame como se llame.

Pero si de éxito hablamos, hay que centrarse en el Levante, el presupuesto más bajo, a años luz, de la Liga, que ha tenido la hombría, el coraje y el fútbol para irse hasta los 45 puntos y lograr la permanencia más cara de la historia. Si el Valencia es campeón de 'su liga', no hay duda de que los granotas lo son de la suya, la de los pobres, en la que el menos acaudalado de todos le ha adelantado por la derecha a todos aquellos clubes que lo consideraban uno de los que bajaban seguro. Tendrán que esperar.

A los azulgrana se les ha hecho el final de la temporada eterno, se ha creído salvado hasta cuatro veces para poder estarlo de verdad. Y selló su milagro en Mestalla, donde más gusto le da a su afición, que durante 70 minutos animó bulliciosa para compensar la inferioridad numérica que al alimón crearon Xisco Nadal (poca cabeza) y Teixeira Vitienes (mal colegiado). Pero todo eso cayó en el saco del olvido cuando se llegó al final y, tanto sufrimiento, tuvo la recompensa de la salvación.

Y se llegó a ese festejo porque los valencianistas se estrellaron ante una zaga granota que lideró un majestuoso Sergio Martínez Ballesteros, corazón y alma de un Levante que ha hecho historia con una pandilla de soldados de fortuna reclutados de cualquier parte. Juanfran la celebró llorando en el césped, también Iborra y el técnico y el presidente... los azulgrana son una familia y ése ha sido el secreto de su éxito. No hay más.

Si para el Levante este derbi fue el no va más, para el Valencia fue como un trámite burocrático. Acudió a la ventanilla, hizo la cola correspondiente y selló su pasaporte a la Champions sin estridencias. Como esa tercera posición se veía venir desde hace meses, y ahí radica el gran mérito ché de este año, su hinchada tampoco se dio anoche un festín, ni se emborrachó de euforia. Ocuparon sus butacas y en ocasiones pitaron pidiéndole más a los suyos, un poco más de mordiente se diría, aunque lo que reclamaban era acierto, gol.

Pero el marcador no se movió y no fue por falta de ganas. Mientras hubo igualdad de hombres, Caicedo le amargaba la noche a la zaga local. Luego, con diez, el ecuatoriano aún tuvo arrestos para rematar al poste. En la otra orilla, Soldado, Joaquín, Mata y Jonas evidenciaban que no había nada arreglado, pero no era fácil superar las líneas visitantes, parapetadas en su veteranía y ansias de sobrevivir.

Hasta el final.

El segundo acto fue un monólogo valencianista que se iba encontrando con las manoplas de Munúa, los cabezazos de Nano o la omnipresencia de Ballesteros. Todos los granotas remaron como posesos, Valdo defendió como en su vida y el trivote azulgrana consumió kilómetros como un ultramaratoniano. Pero Emery quería más y dio entrada al incisivo Alba y al Tino Costa, que lo intentó de lejos. También Vicente mordió en su partido de homenaje, quería irse con victoria, como los grandes pero el Levante no estaba para regalar nada. Los goles de Getafe y Zaragoza aumentaban el dramatismo pero los granotas mataron por su punto y se mantuvieron en pie para explotar en abrazos y lágrimas con el pitido final.

Segunda roja a Luis García

El técnico del Levante sufrió ayer su segunda expulsión de la temporada. La primera fue en La Romareda tras serle anulado a su equipo un gol justo. Ayer, Luis García protestó al colegiado y éste le expulsó antes de llegar al descanso.

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