Liga BBVA | Sporting 2 - Racing 1

El Sporting ríe pese a Mario

Cumplió el guión escrito y se asegura la salvación. De las Cuevas y Novo remontaron el gol de Christian. El portero del Racing debutó en Liga y se salió

MANTEADO. Sastre, el capitán del Sporting que ayer jugaba su último partido en El Molinón, recibió el cariño de la afición gijonesa, además del manteo de sus compañeros.

Sucedió lo que casi todos imaginaban. El Sporting logró dar el paso que necesitaba para seguir en Primera por méritos propios y al Racing le faltó la gasolina suficiente para intentar el milagro europeo. El guión más lógico se cumplió con pulcritud aunque salpicado de sobresaltos inesperados. La intensidad con la que el equipo de Preciado afrontaba el partido, y las bajas y la relajación que presentó el de Marcelino una vez hechos los deberes, fueron determinantes para el resultado final. El Sporting se jugaba la vida y se vació con un ataque arrollador. El Racing completó su primer día de la pretemporada y se paseó hasta rozar el ridículo en defensa.

Habrá quien piense que hubo pacto o engaño. Sobre todo donde cunde ahora el pánico. Y es respetable, sobre todo atendiendo a la ¿dureza? con la que se emplearon los centrales del Racing o la forma de recular de sus laterales hasta meterse en su área. Pero de la complacencia involuntaria a la dejadez por un acuerdo previo hay un abismo. Y eso es difícil de demostrar. Salvo que las cámaras desvelen en las próximas horas guiños, contraseñas entre jugadores que nadie viéramos en directo o un papel con varias firmas. Lo que no admite dudas es que el sistema defensivo del Racing funcionó peor que nunca, que el centro del campo no pasó el examen de El Molinón y que la delantera guardó un respetuoso luto por Giovani.

Un baile.

Con tan poca mordiente, el Sporting barrió a su rival, llegando a ser inaudito lo visto en la primera mitad: 14 ocasiones. Sin embargo, le costó demasiado cumplir su objetivo. En primer lugar por su falta de puntería. Y también porque el Racing, casi sin querer, se adelantó en el marcador. Un gran pase de Pinillos a la espalda de Botía e Iván fue aprovechado por Christian para batir a Juan Pablo. Su forma de lanzarse al suelo fue de auténtico depredador. Pero, además, el partido se le puso cuesta arriba porque Mario, suplente de Toño, quiso alcanzar la internacionalidad en su debut.

El partido del guardameta fue imperial y su vulnerabilidad en los goles hay que achacarla a Henrique y a Torrejón. Con dos centrales de verdad hubiera salido a hombros. Barral intentó batir al canterano de cabeza y con los dos pies, De las Cuevas con grandes internadas y Diego Castro con la calidad que le sobra. Ninguno tuvo suerte. Dos balones se estrellaron en el palo y un remate a contracorriente de Henrique tampoco superó a Mario. Hasta que De las Cuevas, en el último minuto de la primera mitad, acertó. 1-1 y vuelta a empezar.

Sólo un equipo.

La segunda mitad fue tan desnivelada o más que la anterior. Y los protagonistas fueron los mismos. Mario repitió como héroe, mientras que Henrique intentó hacer el papel de Quini cuando le iba mejor el de Merino. Un mal despeje del brasileño, casi pase diría yo, fue aprovechado por Novo para lograr el tanto de la remontada. En ese instante, El Molinón respiró. Por fin. Todo parecía ya finiquitado. Atrás quedaron los angustiosos días en los que Preciado acarició el paro y en los que el Sporting batía récords negativos a la vez que su fiel y ejemplar hinchada se temía lo peor. La fe y la unión han dado sus frutos. Otra vez.

Lo que ocurrió después ya sólo valió para incentivar los ánimos de la grada. La fiesta era total. La gran mayoría aplaudía. Como soñó Revilla. Los resultados de los rivales directos ya no importaban. Y los cambios a modo de homenaje (Sastre y Diego Castro) sirvieron para que el Sporting no recordara el sufrimiento con el que halló la salvación; al mismo tiempo que el Racing utilizó el ruido ambiental para pedirle al árbitro la hora y dejar atrás un lamentable partido. Ahora, para la última jornada, ambos equipos tienen deberes. El Sporting jugar por una vez sin tensión y el Racing compensar ante el Athletic su bodrio en Gijón.

El detalle: Castro y Sastre se despidieron

Sastre y Diego Castro, ambos jugadores del Sporting, jugaron ayer su último partido en El Molinón con la camiseta rojiblanca. Ambos fueron sustituidos para que recibieran la ovación de su afición dándose la curiosa circunstancia de que los dos llevaban el brazalete camino de los vestuarios.

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