Mundial 2010 | Holanda 0 - España 1

Lo vivimos con la Reina, Mandela, Gasol: la locura

Nadal se dejó la garganta con la cara pintada de rojigualda

Tomás Guasch

Cuando todo acabó, Nelson Mandela le dedicó un guiño a la Reina. En sus labios se pudo leer un sincero: "¡Congratulations!" La Casa Real Holandesa encajó el golpe con elegancia. "El trabajo de este equipo ha sido impresionante, nos temíamos los penaltis, pero ese gol ha sido una bendición", afirmaban aliviados la Reina y los Príncipes. Rafa Nadal, vestido con la camiseta roja número 10 y la cara pintada de rojigualda, gritó el gol como si fuera la última bola del Open de Estados Unidos, el único que falta en su palmarés y casi en el del deporte español. "Casi no puedo ni hablar, hay que disfrutar el momento", sentenciaba con la garganta quebrada el número uno del tenis. Unas filas más abajo Pau Gasol tampoco contuvo la emoción. El grito del pívot laker se oyó en Los Ángeles. Porque tuvimos la suerte de ver el partido muy cerca de ellos. De compartir casi dos horas de sufrimiento que acabaron cuando Iniesta fulminó a Stekelenburg.

Gloria. Los palcos VIP no tienen mucha diferencia con la grada popular. Los canapés, la bebida y el glamour de tropezarse, entre otros, con el mismísimo Nelson Mandela, uno de los cinco hombres de verdad que quedan en este mundo. Del lado español, el gol y las dos paradas del santo Casillas, que levantaron de sus asientos a todos los nuestros y atornillaron al suyo a Van Gaal y Ten Cate, abanderados de esta Holanda que fue ayer una naranja con espinas. Las patadas oranje amenazaron con sacar de quicio desde a la Reina al último de nuestros VIPs presentes en este ya histórico estadio Soccer City. Mientras redactamos estas líneas Iker levanta al mundo la copa de campeones. El punto y seguido de dos años mágicos: la Eurocopa del 2008 y este Mundial del 2010. ¡Viva España!

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