Choque de trenes

Cualquier visita del Real Zaragoza a Pamplona recubre el partido de una mística tan artificiosa como innegable, una animosidad de hostilidades fronterizas que esta vez viene superada por la proximidad en la clasificación. Aunque parezca mentira, los separan apenas dos puntos; y los dos piensan en lo mismo, en salvarse. Quién lo diría... Pero la Liga es larga y pondera dinámicas cambiantes. Osasuna ha flojeado en el cambio de estación (lleva un solo partido ganado de los últimos nueve), mientras el Zaragoza florecía en su mutación hacia un equipo de agresividad inflamada, escapado del pozo gracias a siete fichajes invernales y a la reinterpretación de su carácter que ha hecho Aurelio Gay.

El resultado de todas esas fuerzas quedará representado en el partido de esta tarde, del que cabe esperar intensidad, pelea descarnada y un equilibrio que complica los pronósticos. En el Zaragoza hay que aguardar a ver cómo asume la ausencia de Ander en el enganche, seguramente suplido por Jorge López para mantener, al menos, la esencia jugona del canterano. Por lo demás, Gay no moverá ni un centímetro de una maquinaria que funciona.

Enemigos. Camacho recupera a Juanfran y Puñal y eso le permite girar hacia sus estructuras preferidas: Puñal y Nekounam en el eje; Camuñas a la izquierda, Juanfran al otro lado; y la doble recortada arriba. Tal entramado anuncia una interesante porfía en el medio campo y obligará al Zaragoza a un ejercicio de mucha atención por afuera. Además de medir a Jarosik y Contini, los dos guardianes del calabozo de Roberto, en un pleito interesante con dos enemigos de su tamaño, Aranda y Pandiani.

Ponzio, superviviente del último triunfo aragonés

El Real Zaragoza se pasó casi veinte años sin ganar en El Sadar, desde su 0-1 de la temporada 1984/85 a la victoria de la campaña 2003/04, firmada por David Villa de penalti. El único superviviente de aquel triunfo, con Paco Flores en el banquillo, es Leonardo Ponzio, quien dejó el club y regresó el año pasado en Segunda. En el Reyno de Navarro logró el argentino un golazo de falta, con una comba espectacular, en el empate que ambos equipos firmaron en la campaña 2005/06.