0-0 y Diego de portero

Un 0-0 puede ser un buen partido. Los ha habido y los habrá. Este Espanyol-Villarreal lo fue. Tuvo ritmo, ocasiones para los dos, se jugó cerca de las áreas. Lució más la primera parte que la segunda, pero tuvo su qué siempre. Los clásicos lo liquidarían con aquello de que sólo faltó el gol. Y que las defensas se impusieron a los ataques. El Espanyol tuvo el éxito más cerca que el Villarreal, pues dominó y remató más. El 1-0 no hubiese sido un escándalo, por tanto.

Pero Diego López volvió a ser el porterazo/Selección que es y Kameni se mantuvo en su línea de portero salvador. Entre el larguero y la punta de sus dedos evitó un gol de falta de Senna y a Llorente le paró por bajo un tiro cruzado con pica-pica. Fueron sus intervenciones más decisivas.

A Diego le contamos cuatro, la primera a los dos minutos ante Callejón. Que dejó a su equipo con diez por un piscinazo innoble. Ahí se le puso de cara el partido al Submarino, pero le faltó decisión y ángel para llevarse el triunfo. Rondó y rondó aunque sólo un tiro de Capdevila al lateral de la red amenazó con la taquicardia a la parroquia local.

Mejor todos.

El Espanyol fue mucho mejor equipo que el que perdió empató en Jerez a uno. Es probable que le favoreciera el talante del adversario. El Villarreal quiere jugar siempre e invita a hacerlo a su adversario. El fortín de Cornellá no firmó un nuevo triunfo, pero sí un puntito, un pasito más para los de Pochettino en su lucha por la permanencia. Suman 28, van despacito, pero la cola tampoco vuela.

El Villarreal se va a los 33, ahora mismo en tierra de nadie. Pero si se acaba rearmando, como calidad tiene no les extrañe verle pelear por la Europa League. Que tal como arrancó este curso sería para darse con un canto en los dientes. 0-0 y Diego de portero, sí. Por ahí pasó el partido, que fue bueno sin goles.