Liga BBVA | Málaga - Betis

Sufrimiento verdiblanco

El Betis quiere salvarse en la fiesta de La Rosaleda.

Para el Málaga, este regreso a Primera, ha sido un paseo por las nubes. Para el Betis, una tortura. Para el Málaga ha sido una temporada inolvidable y en el Betis ha sido un año para olvidar. Este curso la canción no ha sido sentimiento verdiblanco sino sufrimiento verdiblanco. Y así se ve el Betis, sin estar fuera de peligro a dos semanas del final de la competición, racaneando puntitos para llegar a los 43 que Lopera, que hace tiempo metió en el baúl de los recuerdos sus delirios de grandeza, les pide a sus 'shicos' cada temporada. El Betis está que se deshace, con una defensa de plastilina en la que el jefe, Juanito, termina cuestionado sus días en el club por el que lo ha dado todo. Juanito merecería un homenaje por su carrera, pero así están las cosas en Heliópolis, donde ya no se le pasa ni una ni a la gente de la casa, que lo cuente Arzu. El divorcio es absoluto, vuelan huevos e insultos, y es evidente que hay que ventilar esa casa, pero antes cumplir con una obligación: salvarse.

Pero en Málaga hoy es fiesta. A la afición le seduce la idea de hacerle sufrir un poquito más a un eterno rival, pero hay muchos motivos para estar con el equipo. Aún hay opciones matemáticas de UEFA que esta noche podrían quedar agotadas. Y, por supuesto, quiere despedir a sus comprometidos jugadores como merecen. Tapia, que esta noche puede decir adiós a La Rosaleda (el regreso de Muñiz está cercano), sacará lo mejor. Será como una actuación de concierto, con lo mejor en el escenario para que la afición disfrute el último gran evento del año. Luego el espectáculo deberá continuar y ya veremos el director.

Lopera mira con interés el trabajo de Tapia, aunque parece que por el que se ha decidido sin pensarlo es Goitia. Hoy, el vasco estará debajo de un fuego cruzado porque le van a mirar con lupa. Será quien no lo conozca. Si se va de Málaga, que parece que sí, va a ser dejando una huella de profesionalidad intachable. Podría ser un día de despedidas, porque Gámez, a quien los Malaka le piden cada domingo que no se vaya, también puede estar en su último partido. Él, y Lolo, Eliseu, Calleja y, ojalá no, Luque, que debe volver al Ajax antes de organizar el futuro. Del Betis también se irán unos cuantos, pero primero tienen trabajo: dejar intacto el prestigio de este enorme club.

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