Liga BBVA | Valencia - Real Madrid

Mestalla se conjura por la Champions

El Madrid apura sus opciones matemáticas. Javi García por Lass

david gonzález

Sería un error pensar que este partido sólo afecta al Valencia y a su pelea por la Champions. También incumbe al Madrid por razones que tienen que ver con el orgullo, primero, y con el campeonato, después. Tanto como su honor maltrecho, el visitante defiende sus últimas posibilidades matemáticas, que pasan por una victoria esta noche y un posterior tropiezo del Barcelona. En caso contrario, si el Madrid no gana y lo hace el líder, el Barça se proclamará campeón de Liga a falta de tres jornadas.

Las cuentas del Valencia también son concluyentes. El equipo ocupa el cuarto lugar, último de Champions, a cuatro puntos del Sevilla y con sólo uno de ventaja sobre el Atlético y el Villarreal, a los que visitará en las dos próximas jornadas. Se aprecia el drama.

Y luego está el viscoso y oscuro morbo. A la pasión tradicional que despierta el enfrentamiento y al interés competitivo, se añade un nuevo cruce de caminos. El Madrid planea una renovación y el Valencia precisa redimensionarse, por utilizar el eufemismo empresarial. La necesidad de comprar y la urgencia de vender, si persisten los problemas económicos, coloca en el punto de mira a Villa y Silva. Al primero ya lo rondó el Madrid (también le guiña el ojo el Barça) y el segundo es codiciado por media Europa. Como estamos en época de proyectos deportivos, se intuye que un buen partido de cualquiera de los dos multiplicará el interés de los pretendientes habituales.

Baja. Fijado el panorama, hay que consignar las novedades. El Madrid se presenta sin Lass, que sufre una gripe de rango convencional. Tampoco se han recuperado a tiempo ni Guti ni Sneijder, de manera que la entrada del canterano Javi García en el mediocampo aparece como la única diferencia con respecto al equipo que se midió contra el Barcelona.

Aunque ningún jugador desmerece, la presencia de Robben se distingue sobre las demás. El holandés está señalado por el Valencia desde que inclinó la Supercopa a favor del Madrid en una segunda parte primorosa, en el partido de vuelta, un lejano ya 28 de agosto. Emery dedicó ayer parte de su discurso a elogiar al holandés, al que tratará de amordazar con Alexis y con ayudas diversas.

Raúl, en eterna reivindicación, e Higuaín, dispuesto a seguir alimentando sus números de estrella (19 goles y ocho asistencias), son las otras amenazas de un Madrid incierto, pues todavía no está claro si la tensión inspira más que la calma, o si las heridas motivan más que los elogios.

El Valencia tampoco está libre de vendajes. Si el Madrid viene de encajar seis goles contra el Barcelona, el anfitrión aparece después de ser volteado por el Espanyol (3-0). La incorporación de Pablo Hernández en el lugar de Joaquín es la única novedad en relación con aquel encuentro extraño, que interrumpió una racha de siete partidos invicto.

Si bien los peligros del Valencia son variados, el ex madridista Mata (10 goles y 12 asistencias, siete a Villa) se revela como la espada con más filo. No hay jugador que haya progresado más en España y me atrevería a decir en Europa. No existe un futbolista más estimulado por la confianza y el cariño. Como esta semana el chico ha inaugurado una peña con su nombre, deducimos que el Mata que salte al campo esta noche habrá crecido un palmo.

Vital. No es un partido más, aunque está anestesiado por la goleada del Barça y su trueno en Londres. Es un duelo que va camino de convertirse en clásico, es una revancha permanente que hace un año sirvió para la goleada del Madrid (1-5). Son otros tiempos, claro, pero de más valor. El Valencia se juega la Champions, su territorio natural, y el Madrid pone en liza su fama: no rendirse jamás, ni bajo tierra.

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