Liga BBVA | Numancia 2 - Málaga 0

Soria se resiste a caer

El Málaga pierde con estrépito y ya ve lejos Europa

JUSTICIA. El Numancia ganó porque fue mejor que el Málaga.Juan garcía / rodrigo díaz

El Málaga se quedó pajarito en Soria. Más bien salió así, tieso, porque en el segundo 35 ya perdía el partido con una jugada fabricada a cámara lenta que el grupo de Tapia permitió de forma casi inaudita. El gol, obvio, determinó el partido y mandó a paseo las pizarras. Pacheta ya no tenía que atacar ni Tapia que esperar, así que el partido se movió dentro de una indefinición y una frialdad sorprendente para este mes caliente donde se decide todo. Claro que para ponerle pimienta ya estaba González Vázquez, árbitro con cara de bueno pero con alma de pistolero, que expulsó a Goiria nada más empezar la segunda parte y le dio una segunda oportunidad al Málaga. Los de Tapia, desconocidos, un fantasma ayer, la tiraron a la basura. Del Pino hizo el segundo y dejó al Málaga, ahora así, lejísimos de Europa. Soria prometía guerra y Soria no se rinde

Impotente, inmóvil, el Málaga no compareció en Los Pajaritos. Cometió errores que no se le recordaban en defensa, pérdidas terribles como en el segundo gol de Apoño. Jugó sin sentido, lo peor que se puede decir de un equipo. Se encontró con el gol y la lesión de Salva, pero pudo dar gracias con el 1-0 al descanso, porque Goiria se quedó dos veces delante de Goitia y González Vázquez hizo mutis por el foro en una caída sospechosa dentro del área. Para el Málaga fue como un partido de post-temporada, justo ahora que tocaba Europa con las manos y podría decirse que casi le iba más que al Numancia, al que sólo las matemáticas dan opciones de permanencia y a ellas se agarra con orgullo, con sus limitaciones pero con un derroche admirable que su afición, fiel, aplaudió desde el principio. Al Málaga no le ayudaron los cambios. Adrián, sustituto del lesionado Salva, ha perdido embrujo. Resultó increíble que ni siquiera la expulsión alterase el curso del partido. El Numancia jugó tan tranquilo y el Málaga, por más apurado que estaba, también. Desahogado, sin nadie que le tosiese después de recuperar un balón que regaló Apoño, Del Pino consiguió el segundo gol. Una llamita de esperanza que todavía arde en Soria, que se lo pasó en grande con Aranda, a punto de coronar un partido estupendo que ni siquiera estropeó el penalti que Goitia le detuvo con el partido casi sentenciado.

La llama que se apaga es la de la UEFA en Málaga. Nadie fabricó este equipo para eso, pero tampoco para partidos tan pobres como el de ayer, donde no exhibió ninguna de las virtudes que le ha dado fama este año y que le complicó su carrera hacia Europa. Sólo un pleno hasta el final podría darle la gloria. Que se salvase el Numancia, por más que resista admirablemente no sería la gloria, sería un milagro. A por él van los de Pacheta, y con ellos Soria entera.

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