Liga BBVA | Málaga - Osasuna

Bombardeo en el Reyno

Pandiani y Osasuna, 14 goles de cabeza, desafían al Málaga

paco rodríguez

C amacho le ha arreglado el corazón a Patxi Izco, que hace justo una vuelta se bajó a Málaga por prescripción médica para poner sus pulsaciones en reposo y olvidarse de los disgustos que le daban sus chicos. Izco fue políticamente incorrecto y se la jugó con Camacho, alma mater en su día del archienemigo Madrid y entrenador recibido con cierto recelo en Pamplona. El tiempo le ha dado la razón. Con Osasuna, por más golpes que le dieron los árbitros y su horrorosa primera vuelta, no han podido. Ya tiene la permanencia a sólo dos partidos y cuenta con un amigo, su estadio, el nuevo Reyno de Navarra, ya rendido a Camacho, que conserva todos los viejos y buenos valores del viejo Sadar. El Málaga, que llega con 47 puntos y ga, que llega con 47 puntos y una imagen de equipo atrevido que asombra por semanas en la Liga, sabe exactamente qué le espera esta noche. Un once agresivo de gala (regresan el versátil Plasil, el fino Masoud y el todoterreno Nekounam) dispuestos a dar el penúltimo paso, presión ambiental, empuje en los primeros minutos. Un ensayo de noche de miércoles europeo en una olla a presión. Osasuna podría ser un buen ejemplo para el Málaga, porque en la 2005-06 terminó en puestos Champions con un presupuesto modestísimo. Luego el Hamburgo le eliminó a las primeras de cambio, pero en la UEFA también tuvo una maravillosa experiencia que le llevó a semifinales. Sólo le pudo parar el Sevilla.

El Málaga quiere ser el Osasuna de hace tres años y a los rojillos les gustaría ser este Málaga. Por su clasificación y lo bien que juega al fútbol. Por futbolistas como Jesús Gámez o Apoño, que dignifican la cantera que también tanto cuidan en Tajonar. Aunque, en este caso, el que hace los goles en vez del prometedor Kike Sola es un rifle: Walter Pandiani. Nadie sabe dónde tiene el camión aparcado el uruguayo, compañero de Albert Luque en el Deportivo de aquella semifinal europea ante el Oporto. El caso es que conserva instinto y mucho gol. Aunque para los navarros, la manera más fácil de llegar al gol es el cabezazo. Así han marcado 14 veces en esta Liga y así ha encajado el Málaga 11 esta temporada (en La Rosaleda, 4-2, los dos goles de Osasuna fueron de cabeza). Tapia tiene sencillo prever por dónde viene el peligro y dará entrada a Iban Cuadrado (y tal vez a Hélder) para frenar al ataque rival, poderoso pero lento. Ninguno puede permitirse el lujo de fallar esta noche en el Reyno de Navarra, donde esperan ambiente y partido grandes. Y un bombardeo. En realidad, el Málaga no ha fallado nunca porque nunca ha perdido con su nueva denominación. Por más ambiente que haya en Pamplona.

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