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"Soy la misma persona jugando en Primera o en Tercera"

Benjamín. Ha dejado una huella humana reconocible en todos los lugares donde ha estado. Fue el protagonista del traspaso más cuantioso en la historia del Valladolid (1.700 millones de pesetas). Con una genética impresionante mantiene una enorme pasión por el fútbol.

C. R. Martínez

Benjamín Zarandona es como es, no tiene dos caras, no tiene dobleces y no necesita presentación. Futbolista con una genética excepcional, que le permite seguir jugando a buen nivel a sus 32 años, el protagonista de la Tertulia de AS y SER es un hombre querido en Valladolid, entre otras cosas porque como él mismo recordaba pasó toda su adolescencia y juventud en la disciplina de un club que mantiene vivo en su corazón: "Me acuerdo que mi hermana me llevó en moto a la primera prueba con el Valladolid cuando todavía era un niño. Fue en los campos anexos al viejo Zorrilla, me fue bien y encontré personas como Jesús Cuadrado o como Javier Yepes que hicieron que las cosas fueran más sencillas. Lucharon y apostaron por mí desde el principio. Por ejemplo, para mí, que Yepes me consiguiera el dinero para poderme desplazar en autobús a los entrenamientos es algo que no olvidaré nunca. Allí crecí y en el Valladolid aprendí a ser un futbolista profesional. Siempre se han portado fenomenal conmigo". De aquella primera etapa el futbolista también tuvo un especial recuerdo para su padre: "Todavía me emociono cuando pienso el esfuerzo diario que hacía para intentar que no me faltara nada. El día que debute con el primer equipo, mi padre lloró como un niño. Fue increíble"

Y, como no, también recordaba a la perfección su millonario traspaso del Valladolid al Betis, el más cuantioso en la historia del club blanquivioleta: "Fue una oferta irrechazable para las dos partes. Fueron 1.700 millones de pesetas que el Valladolid recibió en tres pagos anuales. La verdad, no se que hubiera pasado si me hubiera quedado en Valladolid, pero fue una oportunidad de crecer y además dejar mucho dinero al club en compensación por todo lo que habían hecho por mí. No había debate".

Antes Benjamín había saboreado la mieles del deporte profesional después de haber pasado por todas las categorías inferiores del club vallisoletano: "Mi primer contrato lo firmé con Marcos Fernández y fue Ramón Martínez el que me asesoró en todo. Seguí sus recomendaciones y me fue bien porque entonces no conocía nada del deporte profesional. Tuve la oportunidad de jugar en un gran equipo con Peternac, Víctor, etc.. , quedamos sextos e hicimos un gran fútbol".

El protagonista de la Tertulia de ayer recordó con cierta nostalgia su época en Sevilla: "Firmé un contrato largo de 10 años. El cambio fue muy importante desde el primer día, empezando por el clima, pero luego me fui haciendo y ahora tengo un gran recuerdo de un capítulo de mi vida profesional en la que pasaron muchas cosas buenas y algunas menos buenas. El primer año fue todo muy bien, pero el segundo fue el del descenso del Betis con lo que eso conlleva en una ciudad como Sevilla".

Lopera.

Benjamín recordaba con una sonrisa la famosa fiesta de Halloween que tuvo lugar en su casa con la inesperada visita del presidente Lopera y del entrenador del equipo: "Fue una fiesta espontánea, en la que sí que es cierto que estábamos casi toda la plantilla. Había unas 60 personas, 14 futbolistas y 45 chicas. Hubo bastantes problemas posteriores, sobre todo para los casados. Al final fue el propio Lopera el que contaba de forma graciosa los pormenores de la fiesta al resto de presidentes. Un día en el Bernabéu me lo comentó el propio Florentino Pérez. Me dijo que yo no era como Ronaldo, que hacía las mismas fiestas, pero sin invitar a nadie. Pero era una plantilla muy unida que hacía un gran fútbol. Ese año batimos el récord histórico de partidos sin perder y nos clasificamos para la UEFA mucho antes de que acabara la Liga. Toda la historia de la fiesta se sobredimensionó mucho, pero ahora lo veo como una anécdota graciosa, aunque tuvo su miga". La aparición estelar del presidente Lopera en aquella famosa reunión provocó la escueta reflexión del futbolista: "Es una persona muy lista que siempre se ha portado muy bien conmigo. Me pagó hasta el último euro del contrato".

La Tertulia hizo parada en la actualidad. Benjamín acaba de superar una lesión y el domingo tuvo de nuevo minutos con su actual equipo, el Palencia: "Estoy muy bien en el equipo. No he cambiado nunca, ni cuando estaba en la élite ni ahora jugando en Tercera. Soy la misma persona. Me apasiona el fútbol y me encuentro con fuerzas para seguir jugando. Siempre me he puesto objetivos claros que ahora se centran en ascender con mi equipo y en mantenerme en forma hasta 2012 para poder jugar la Copa de Africa que se disputará en Guinea".

La lesión.

El jugador lamentó una lesión que, en su opinión, le apartó de la élite: "Fui a Cádiz con toda la fuerza y en forma. Empecé jugando muy bien, pero contra Osasuna un jugador me dio una patada en el gemelo que me provocó una lesión que no era grave, pero de la que tarde mucho en recuperarme. Perdí un tiempo precioso y reconozco que se me escapó un tren en un momento muy importante de mi vida profesional. Siempre me lamentaré de aquella lesión, es como si se me hubiera quedado una espinita clavada". Benjamín, que ha compartido vestuario con un sinfín de futbolistas, dejó un certero análisis del fútbol actual: "Antes los veteranos eran los malos, los peligrosos dentro de un vestuario. Ahora es justo al revés, los que más tiempo llevan son los que más se cuidan y los que intentan que los jóvenes no bajen el ritmo ni un sólo día. A los jóvenes de hoy no se les puede decir nada y, por lo general, escuchan muy poco a los que más tiempo llevan".

Hubo tiempo para recordar aquel episodio en Guinea en el que el centrocampista se desmayó y Zorrilla apareció en sus delirios: "Lo pasé muy mal. Fueron días frenéticos en Guinea en los que tuve que hacer de todo. No dormí prácticamente nada, estuve en hospitales, tuve que hacer de utillero, entre otras cosa, y claro, salí a jugar, hacía mucho calor y claro, me desmayé. Durante aquellos agobiantes minutos me pasaron cosas por la cabeza, recordé mis principios, me veía en una camilla en Zorrilla. Fue todo muy raro".

Para finalizar el vallisoletano habló de su futuro en estos términos: "Quiero ayudar en lo que pueda a un país como Guinea, que está en pleno crecimiento. Tengo varios proyectos para desarrollar allí, pero también veo mucho fútbol y quiero ser entrenador, me sacaré el carnet".

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