Liga BBVA | Espanyol

"Sólo nos queda lo de la vida y la esperanza"

Se acabó la paciencia. Sufridos, entregados y dedicados a los colores que eligieron al nacer, los hinchas han dicho basta. Esta es la crónica del día después a la dolorosa derrota en el Reyno de Navarra. Cansados, agotados, desquiciados, los hinchas claman al cielo: su equipo se muere.

carlos mira

Centrémonos en un punto neurálgico de la capital catalana: la Diagonal. Hora, cerca de mediodía. Coches, sirenas, buses, colas... Lo de siempre. La gente marcaba un ritmo más pausado que lo habitual, aprovechando la llegada de la primavera y los rayos más calientes y apetecibles del sol. Un lujo de día. Una mañana perfecta para los barceloneses culés que chocaba frontalmente con el ciudadano perico, pese a los condicionantes climáticos. Era sencillo diferenciarlos. Para el blanquiazul el cielo estaba cubierto, la primavera amanece en el momento más triste del año y el ritmo de vida es aún más rápido, viendo y sintiendo que su motivación extra, su pasión, su sentimiento de Primera, está casi condenado a regresar al infierno, del que huyeron ya hace unos años.

El españolismo trata de agarrarse a lo que sea. Sobre todo, los más soñadores, que aún los hay, sí. Sus razonamientos: que si quedan una decena de partidos por disputar, 30 puntos para luchar y que más de la mitad se juegan en casa. Pero cuando pisan la calle, muchos despiertan del optimismo y acaban encajando la absoluta realidad; la situación es dramática y muchos dudan de que al presidente Dani Sánchez Llibre le quede algún pétalo consistente en su marchitada flor, la que trajo a Montjuïc dos Copas del Rey (2000 y 2006), un par de salvaciones in extremis (2004 y 2006) y una final de la Copa UEFA ante el Sevilla en Glasgow, en 2007. Muchos de los hinchas tienen la sensación de que todo lo logrado no ha servido de nada, que la construcción del nuevo estadio es ahora un auténtico problema y que la desorganización interna, el vivir al día y el no programar bien acaba siempre pasando factura.

Silencio.

AS se puso en contacto con varios consejeros. Todos atendieron, cierto, pero ninguno aceptó hacer declaraciones públicas. Prefieren esperar. Desean ver cómo evolucionan las horas para ponerle cara, nombre y apellidos a sus reflexiones. Pese a todo, dejaron perlas importantes. Uno explicó que "en la vida, lo que valoras es la salud, y es algo que estoy perdiendo. Me siento desesperado y trato de aferrarme al tópico: mientras hay vida, hay esperanza". Malo. Con muchísimo tiempo para idear, planificar y ejecutar, el toro afiló las astas y se encuentra a pocos milímetros del corazón del españolismo, esperando hincar una cornada mortal para una sociedad centenaria que no supo evolucionar como le tocaba. El pasear por la calle Estafeta de Pamplona no le sentó bien a la escuadra perica.

Hubo otro directivo, también cercano al presidente, que manejaba una sensación similar a la de su compañero: "Estamos jodidos, lo vemos complicado, pero seguiremos luchando hasta el final. Ahora, eso sí, todos los que tenemos la responsabilidad del club deberíamos reflexionar y valorar sí lo estamos haciendo bien o si deberíamos marcharnos". Ahí queda.

El equipo.

Una de las actividades más entretenidas de la jornada fue la de bucear por los diferentes foros pericos de internet. Recibieron todos los estamentos de la entidad: desde las esferas más altas hasta las más bajas, pasando por las que acusan de ausentes, es decir, el máximo accionista, José Manuel Lara Bosch.

No se salvó nada ni nadie. Hubo palos para los jugadores, que vivieron un calvario de casi seis horas regresando desde Pamplona. Muchos trataban de estudiar el calendario, calibrando lo que les quedaba por delante y mirando cómo y qué hacer a fin de poder sumar, como mínimo, los 42 puntos que deberían asegurar la permanencia. Si lo consiguen... Bueno, mirando cómo les ha ido en el último año casi y medio natural...

"Cierto es que el árbitro no ayudó con la falta en el último minuto, pero lo que tenemos que hacer es ganar, ganar, ganar y volver a ganar", exclamaban por la mañana algunos de los profesionales que regresaron como se fueron de Pamplona: sin puntos, con la moral por los suelos y con un partido menos. De ahí que la hinchada esté cada vez más desesperada. Su paciencia se agotó y sólo el parón del próximo fin de semana puede resguardar a los responsables en la dirección del club de vivir una bronca que puede ser histórica. Hay personal que pretende animar mientras el balón ruede, pero exclamar y hacer explotar toda la rabia contenida que hace demasiado que aguantan. Pinta feo, ¿o no?

Los mensajes.

La noche del domingo fue movida, no menos que el lunes que ayer vivimos. Sánchez Llibre se dio cuenta de que el aficionado de la calle está enfadadísimo. Alguien tuvo la idea de escribir y hacer rodar un sms en el que pedía la dimisión del presidente. Luego, por la tarde, aseguraban algunas fuentes que también la solicitaban de José Luis Perelló y de Joan Collet. Cosas que suceden y que demuestran el calentón que vive el españolismo. ¡Qué pena más grande!

Lo más visto

Más noticias