La garra numantina

Una defensa numantina, y nunca mejor dicho, fue fundamental para que los tres puntos se quedaran en Los pajaritos, en un partido de mucha tensión, en el que los sorianos se aprovecharon de los errores defensivos de los rojiblancos para sentenciar el partido.

El primer tiempo tuvo dos fases. En la primera media hora hubo cierto equilibrio y poca tensión, pero con más iniciativa del Numancia, ante un rival que careció de ataque. El conjunto soriano, más apretado por la necesidad, se mostró recio en defensa, lo que sorprendió al Sporting, que no tuvo ni una aproximación a la portería de Juan Pablo.

El Numancia dio primero una imagen de cierto temor, lo que contribuyó a que casi no existiera fútbol. Los sorianos tardaron casi media hora en despojarse del miedo, para intentar inquietar a los gijoneses, aunque lo hizo casi siempre en jugadas a balón parado o en pelotazos en búsqueda de Aranda, bien respaldado por Barkero. El Sporting actuaba con demasiada comodidad y daba imagen de poca ambición, ante un rival más tenso, en un encuentro marcado más por la necesidad del conjunto local.

Los numantinos ensayaron en dos ocasiones el disparo a la portería de Lafuente, pero con el punto de mira mal puesto. Un cabezazo de Aranda y un disparo de Nagore desde fuera del área, en un rebote, fue todo el potencial ofensivo. El equipo de Preciado no inquietó a Juan Pablo. Cerca del descanso, en una falta lanzada por Nagore al centro del área rojiblanca, Neru agarra a Aranda, quien cae al césped. El penalti no ofreció dudas, aunque lo señaló el asistente, ya que el árbitro no lo apreció. Barkero materializó el tanto, pese a que Lafuente adivinó el lanzamiento.

El inicio del segundo tiempo fue trepidante. El Sporting salió con más decisión y aprovechó una falta lanzada en corto por Diego Castro hacia el joven Cote, cuyo disparo no pudo más que rechazar Juan Pablo, hacia la zona de Barral, quien no perdonó con un disparo cruzado. El equipo gijonés pasó a controlar el encuentro, pero llegó la jugada clave. En un despeje en largo a la zona de la defensa asturiana, la indecisión de Gerard fue aprovechada por Goiría, quien superó con facilidad a Lafuente. El tanto hizo mella en las filas gijonesas, que recuperaron el mando con la expulsión de Moreno. Faltaba media hora, pero el conjunto de Preciado se estrelló una y otra vez con la zaga numantina, donde Ortega y Boris eran infranqueables. Salvo un remate de Diego Camacho, el ataque gijonés se estrelló reiteradamente con la defensa soriana. La expulsión de Carmelo fue ya una anécdota, porque el encuentro estaba decidido. La garra numantina fue determinante. El Numancia respira y el Sporting se complica.