Liga BBVA | Vigesimoséptima jornada

Multifútbol

Caldera en San Mamés, balsa de aceite en Almería. Ambientes antagónicos y mismo resultado para Barça y Real Madrid, que se mantienen a seis puntos, esa distancia entre la tranquilidad y el engaño. Se hunde el Valencia y renace el Atlético, al que Abel parece resolver la ecuación: Forlán más Kun (casi) igual a victoria.

Chaparro: el fútbol nos traumatiza

El fútbol evoluciona y algún día llegarán, como en baloncesto, las sustituciones libres. Sin límite de cambios. Pero Chaparro (66 años, el más veterano de Primera) vive aún en su balompié de chaval, el de los 50, cuando no se permitían los relevos. En Palma no se enteró hasta que el Mallorca le remontó un 0-3; ayer, la grada bética le abucheó por no cambiar a nadie a pesar del 0-0, minuto 70. El Mick Jagger de Triana tiene ramalazos de moderno: le gusta inculcar a sus hombres la filosofía Zen y ponerles música ("Resistiré") para animarles. Pero lo de los cambios lo entiende como cuando era un niño. Y la infancia, también en el fútbol, nos traumatiza para toda la vida.

La crisis del valencia moldea ahora a Pablo

Meses después de Atila Koeman, el Valencia ha vuelto a entrar en la espiral autodestructiva de la derrota. Emery, eso sí, dispone de coartada, pues ni él ni sus futbolistas cobran el sueldo desde hace meses. Sin euros no hay goles. Mestalla se hunde y vender a Silva y Villa se torna en trágica solución, pero que no desespere el valencianismo. Hay recambio. La crisis, como ya ocurrió el año pasado con Juan Mata, moldea estos días a un extremo diestro que ante el Recreativo dio sus primeros pasos para convertirse en jugador decisivo: Pablo Hernández. Su media hora de crack y su vaselina preciosa cuando no quedaba esperanza son un oasis en medio del desierto ché.

Yeste, Guti, zurdos...

Rubio, genial incomprendido y zurdo. Salvando las distancias, y los entornos, existe una conexión casi pura entre la vida, las virtudes y los defectos que adornan a Yeste y Guti. Lástima que una lesión del madridista no nos dejara compararles el sábado. Hasta el minuto 35, Yeste se transformó en Guti con un taconazo a Orbaiz, un centro a Llorente, de esos que sólo ven los cracks, y un eslalon de malabarista entre Lass y Sneijder. En el 35, Yeste empujó a Casillas (otro zurdo, fíjate) e hizo de Guti otra vez, casi más que antes. Dicen los científicos que los zurdos utilizan el cerebro al revés y que, por ello, resultan más propensos a sufrir de esquizofrenia, esa enfermedad que nos da una visión diferente de la realidad. Para ver el hueco entre cinco ingleses, pero también para inventarse una conspiración. Guti, Yeste o Maradona se balancean constantemente entre la genialidad y el disparate.

Forlán y Kun. La virtud del hábito en soledad

La virtud no habita en soledad, debe tener vecinos. La frase, de Confucio, sería el eslogan ideal para la próxima campaña publicitaria del Atlético en el caso de que permanezcan en su plantilla Forlán y Agüero. A que el Kun se marche contribuyeron las extrañas rotaciones de Aguirre, aunque, de momento, el argentino sugiere que se quedará. Que Forlán se pire resulta más probable y mucho, o un poco al menos, habrá ayudado el que Abel le dejara fuera de inicio en el partido más importante de la temporada, el de Oporto. Cuatro días después, la eliminación, las críticas (o el plan, quién sabe) hicieron rectificar a Resino, y la pareja volvió a jugar junta. El Atlético sufrió, como casi siempre, pero ganó, como la mayoría de las veces en las que Diego y Sergio unen su montón de virtudes. Y esa suma tan fácil, que no acaban de entender algunos entrenadores, la saben hasta los hebreos. Y también los chinos, con su sabiduría nítida, tan bien diluida en la verdad.

El personaje: Bojan

Porteros y delanteros son al fútbol lo que los mayordomos a las novelas de Agatha Christie: principales sospechosos. Sospechosos de lo bueno pero, sobre todo, de lo malo. Avanzada la segunda parte, tres paradones imposibles estaban erigiendo en protagonista a Alves, guardameta del Almería. Bojan, nueve del Barça, compraba mientras tanto papeletas a máximo culpable del tropiezo culé. Cierto es que en el primer tiempo el hispano-serbio no había dispuesto de una sola ocasión. Cierto, también, que anoche no había marcado aún en Liga, en dos partidos de titular y 13 de suplente. Guardiola recelaba, aunque tal vez hoy no lo quiera reconocer, y por eso mandó a calentar a Etoo en el 51?. Krkic miró a la banda, frunció el ceño y agudizó su instinto goleador. En dos minutos marcó. En cinco, había hecho un doblete. Pep, disimulando su desconfianza, le cambió de todas formas. Pero Bojan se marchó sonriente, con la sensación del trabajo bien hecho pero, sobre todo, tras haber demostrado que tiene condiciones para ser el nueve titular del Barça. Ya está preparado para la sospecha.

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