Messi contra el león resacoso

El asunto está así: debería ser un ensayo general de la fantástica final de Copa (13 de mayo), pero por razones coyunturales habrá que ponerlo en pausa. De entrada, porque el Barcelona tiene motivos más que sobrados para centrarse en el aquí y ahora, mientras resiste el aliento madridista en el cogote liguero. Y porque el Athletic, que celebró la clasificación como si ya tuviera el título en el zurrón, quizás tenga un resacón de los que pasan factura. Así, cualquier parecido con lo que vaya a ocurrir en Mestalla -o donde sea que se juegue esa final- es atribuible sólo a los colores de las camisetas.

El Barça llega a este partido, a este clásico, en las peores condiciones de toda la temporada. Ya van cinco partidos seguidos sin ganar (Betis, Espanyol, Olympique de Lyon, Atlético y Mallorca), con dos derrotas incluidas (en el derbi y en el Calderón). Juega mal el equipo de Pep Guardiola, como si hubiera perdido el empuje para presionar arriba, donde empezaba a lastimar; y lo que viene después es historia conocida: se atasca en el mediocampo, se vuelve lento y acaban pillándole al contraataque. Vuelve Valdés, bajo sospecha, y todos se atan a la zurda salvadora de Messi, para quien piden protección arbitral desde Guardiola hasta el que vigila el parking del Camp Nou.

Sumar diez.

U once puntos más. Ese es el objetivo del Athletic, según Joaquín Caparrós. O sea, que para los leones también queda aplazada la euforia copera. Toca seguir calculando, porque el pasado reciente olía a riesgo, y no es cuestión de despeñarse. Con el trío de héroes del miércoles (Javi Martínez, Llorente y Toquero) por bandera, el Athletic intentará sumar ante un rival con dudas. Es un clásico, el más goleador de la Liga (527). No se lo pierda.