Liga BBVA | Vigesimotercera jornada

Multifútbol

Ricardo, Melli y Mark González nos revelaron, otra vez, que este Barça es humano y el Madrid, sin Robben y más brillante que de costumbre, lo aprovechó para alcanzar la frontera psicológica de los 10 puntos. Valencia y Villarreal siguen titubeando y el Sevilla ganó en Montjuïc tras sumar tres derrotas consecutivas.

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Kanouté, repartidor de mucha felicidad

Entre partido y partido, los grandes futbolistas cambian el huevo y la patata por trozos de millón, de los 300.000 euros que cobra Robinho cada siete días a los 500.000 que hubiera percibido Kaká en el City. Lucen Ferraris, mansiones y vedettes. Pero a Frederic Kanouté se le conoce más por su altruismo que por el cochazo con que va a entrenarse cada día. Da más felicidad de la que recibe. El delantero le quita el hambre a muchos niños de Mali con una fundación que tiene en su país. Alivia la fe de los musulmanes sevillanos al rehabilitar una mezquita. Y alegra a los que pagan estas cosas, los sevillistas, marcando goles como los dos que hizo en Montjuïc.

Pablo es el primer gran reto de Abel

Pablo Ibáñez no levanta cabeza desde aquel affaire que tuvo en 2006 con Juan Palacios, candidato a presidente del Real Madrid que le convirtió en una de sus bazas electorales. Las malas actuaciones y el rencor de la afición rojiblanca han ido desluciendo la labor del central, que jugó el Mundial de Alemania, pero al que Ujfalusi y Heitinga condenaban este año al ostracismo. Nada más llegar, Abel le puso titular. En Huelva se manejó bien y anoche, a pesar de un penalti discutible, de notable. Recuperarle es el primer gran reto del nuevo técnico, que sabe que los vestuarios revueltos, con futbolistas infelices, no traen nada bueno, porque la victoria es hija de la armonía.

Juande inventa extremos

"Partido de autor", se podía leer en la introducción que Trueba le puso al test del Real Madrid en El Molinón. El desenlace (0-4) resume la nota de Juande: sobresaliente. Y en el nudo, quizá, se vio el mejor juego que el equipo blanco ha destilado desde que el manchego sustituyó a Schuster, con la conocida sobriedad en defensa, pero también con el descubrimiento de que Lass sirve para mucho más que recuperar balones; de que a Huntelaar no se le ha olvidado el gol y, sorpresa, de que Marcelo tiene pinta de gran extremo. La falta de rigor táctico condena al brasileño a pifiarla cuando juega atrás, pero su velocidad le hace peligroso arriba. Además, no le tiembla el pulso ante el portero. Juande lo ha descubierto, aunque jugaba con ventaja: en el Sevilla hizo lo mismo con Adriano, otro brasileño eléctrico al que Monchi fichó para el lateral, pero que acabó encontrando su lugar ideal en el extremo.

La zurda de Duda es precisa, como un misil

Sergio Barbosa, Duda, comanda a los Eliseu, Apoño, Baha, Gámez, ese grupo salvaje y hasta ahora anónimo que ha encaramado al Málaga a las alturas de la Liga, lugar en el que se quedará si no nos engañan las sensaciones de equipo audaz que transmite en infiernos como Mestalla. Duda, a quien el Sevilla contrató para volver a mandar a La Rosaleda, su ambiente natural, no triunfó en Nervión porque al once de Navas y Capel le van más bien los extremos que conducen y conducen hasta marear al defensa. Duda encara poco y no da un toque más de los necesarios. Su inesperado remate al palo y sus dos misteriosos pases de gol demuestran que el fútbol del luso no necesita entablar relación con la pelota. Duda se hace invisible, evita el protagonismo. Su zurda es cara, oculta y precisa, como un misil.

El personaje: Etoo

Mediada la segunda parte en Heliópolis, Guardiola pidió a Etoo que abriera el campo y se colocara en la banda derecha. Pero el camerunés corrigió a su entrenador: "Déjame en el centro, aquí marcaré". Minutos más tarde, Samuel recogió un balón en la corona del área, burló a los centrales béticos e hizo el 2-2 definitivo. "Te lo he dicho", le gritó a Pep mientras celebraba su 23º gol liguero y se colocaba en el primer puesto de la lucha por la Bota de Oro. Ganar el pichichi europeo sería el colofón más insospechado para un futbolista que tuvo pie y medio fuera del Barça, presunto agitador del vestuario tanto como para que Guardiola quisiera purgarle junto a Deco y Ronaldinho. Las faltas de un comprador con millones y de otro goleador de garantías cambiaron los planes de Pep, y Etoo le paga esa redención culminando en la red muchas de las flores que le echan a su equipo. Aunque para ello tenga que contradecirle. Saltarse órdenes y marcar tantos resumen el modus vivendi del camerunés, marcado por dos conceptos que (con Cruyff, Hugo, Baggio, Gullit...) suelen ir de la mano a lo largo de la historia del fútbol: el gol y la rebeldía.

Arango: brazalete o transfusión

Manzano le dio la capitanía a Arango y el venezolano sacó al Mallorca del farolillo rojo, no sólo por su asistencia a Aduriz, sino por su rara implicación, pues tiene fama de pasota. No era un brazalete, fue una transfusión.

Nayar, otro Redondo en Huelva

Cristiano, Quaresma, Simao: Portugal fabrica sietes como Figo, y Argentina se especializó en cincos, como Redondo. En el Madrid está Gago y en Huelva, Nayar, que organizó con sobriedad el juego del Recre en San Mamés.

Hugo revisa a Helenio

Hugo y Helenio comienzan con la misma letra, comparten egos superlativos, formaron parte del Atlético y, ayer, el mexicano reinventó al argentino, quien afirmaba que con 10 se juega mejor: su Almería empató un 0-2 con 10... Y terminó ganando con nueve.

Zigic se tuvo que agachar para hacer el primer gol de cabeza (lleva cuatro en total) desde que regresó a Santander, su tierra prometida. Es lo que tiene medir 2,02 metros, que los extremos no están acostumbrados a mandar balones a tanta altura.

De Guzman se escribe sin tilde porque nació en Canadá, de padre filipino y madre jamaicana. Su fútbol tampoco es nada atildado, pero el centrocampista del Deportivo le pone algún acento de vez en cuando: el sábado nos regaló una gran chilena.

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