Liga BBVA | Athletic 2 - Numancia 0

Sin necesidad de despeinarse

Llorente marca las diferencias muy pronto Impotencia del Numancia, pese a tener mucho balón Susaeta, D. López e Iraola rozan la goleada

Jose L. Artetxe
EL GRAN SALVADOR. Fernando Llorente, que ya lleva cinco tantos en Liga, choca la mano con Javi Martínez tras el 1-0. El ex osasunista peleó luego la pelota del segundo gol.

El Athletic vivió una jornada ideal. Se deshizo sin aspavientos de un enemigo directo, haciendo lo justo y raspado, obtuvo una ventaja confortable bien pronto y luego se dedicó a sestear, dejando que el Numancia se consumiese en su impotencia. El resultado le permite abandonar la zona de descenso después de un mes largo y encima el resto de los marcadores le benefició, pues cayeron prácticamente todos los equipos que habitan en la cola.

El encuentro tuvo poca historia. No tardó en despejarse la principal duda: casi sin que los jugadores rompiesen a sudar el Athletic tenía lo que buscaba, un gol y, sobre todo, la sensación, la certeza, de que el oponente tenía unos argumentos muy endebles. Ello propició que no se hiciese esperar el segundo gol, una sentencia prácticamente definitiva más que nada porque la cesión del dominio y la pelota no supusieron contratiempo alguno.

Con decir que nadie forzó a Iraizoz en los noventa minutos queda todo dicho. No cabía sospechar que la tarde sería tan plácida para Caparrós, pero es que hay equipos con una pinta preocupante. Ayer uno de esos pasó por La Catedral y el Athletic respiró tranquilo.

Llorente, el arma en absoluto secreta de este Athletic, disipó enseguida los temores de San Mamés. El delantero centro volvió a ser clave. La soriana pasa a engrosar la lista de defensas que quedan en evidencia ante el poderío y efectividad del goleador.

En el minuto 8, culminó la típica jugada de listo a cargo de Yeste, quien puso el balón en juego con los rivales descolocados, al cabecear a placer un centro cómodo de Susaeta. A la media hora, redondeó el asunto con un zurdazo desde la frontal. De nuevo ahí asomó la debilidad de sus marcadores, al permitir que de una pelota que quedó muerta sacase jugada: un simple recorte para acomodarse y fusilar a Juan Pablo.

Todo muy fácil para los locales. Un inicio que auguraba la tarde más placentera de la temporada para los chicos de Caparrós y para éste, claro. Un inicio que venía a incidir en el talón de Aquiles del grupo de Kresic, casi el único grupo de la categoría que ha recibido más goles que el propio Athletic. Ayer dos más, sin que nadie tuviese que despeinarse.

La movilidad de Garmendia, su asociación con el goleador y un mínimo de prestancia bastaron para orientar el choque. Enfrente, Barkero se afanaba por dar la réplica, ganando la espalda a Yeste y Javi Martínez. Tuvo más peso la propuesta cuando Nagore y Dimas se situaron. Así, los veinte minutos finales del primer período discurrieron en terreno local, si bien Iraizoz no tuvo que intervenir.

La reacción visitante pareció en parte consentida por un Athletic cuya renuncia a la posesión y repliegue sólo costó una sucesión de córners. El único remate fue de Goiria, que cabeceó fuera en el segundo palo un centro de Nagore.

Anodino.

Nada nuevo después del descanso. En la primera jugada Susaeta pudo poner el tercero, pero su cañonazo lo devolvió el larguero. Un cuarto de hora después, David López, de tacón, no sorprendió al portero. Dos fogonazos en medio de una pelea anodina, más que nada producto de la inoperancia del Numancia, incapaz de hacer daño de verdad.

Por si acaso, Gurpegi reforzó la zona ancha, aunque el Athletic, a verlas venir, ya se manejaba con suficiencia. No le hacía falta gran cosa, la verdad, para preservar el jugoso botín. La propuesta de Kresic de actuar con dos puntas resultó estéril, Iraizoz siguió ejerciendo de espectador.

Lo más que hubo fue un par de líos en su área, producto de la concentración de piernas. Ocio evitó arrojándose al suelo el único remate dirigido, de Goiria, y punto. La ineficaz insistencia visitante generó alguna protesta de la grada, descontenta con el conformismo de los suyos ante un equipo de perfil ciertamente bajo.

Lo último reseñable, un trallazo de Iraola que Juan Pablo desvió en espectacular salto. Y a otra cosa. Victoria sin brillo ni emoción. Casi rutinaria y empañada por la absurda roja del chaval Etxeita.

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