El 74 se complica la vida tras una nueva derrota

Iba para tarde de suicidios y terminó casi con fuegos artificiales. Ninguno de los 20.000 valientes que se dieron cita en Anoeta podía imaginar que la Real iba a desaprovechar la enésima gran ocasión que se le presentaba de reducir diferencias a Sporting y Málaga, encima ante un Granada 74 inocente, agazapado y encerrado atrás a su suerte, o mejor dicho, a la de los delanteros realistas.

Pero al final el fútbol, casi siempre caprichoso, puso a cada uno en su sitio. A la Real de Lillo, que siempre quiso el balón y que con mayor o menor fortuna buscó la portería de José Juan, casi en el cielo con un paso de gigante hacia Primera; y al Granada 74, que apenas pasó del centro del campo y se limitó a pescar algo en alguna contra que se limitó a intentar en la segunda parte, más cerca del infierno de la Segunda B. Cada uno pensará lo que quiera, pero ayer fue lo justo.

La primera parte fue soporífera. El equipo de Marcos Alonso no hacía ni quería nada, pero el de Lillo amagaba, sobaba mucho el balón y moría en la orilla. Y todo lo que ayer pasó, sucedió tras el descanso. Tres penaltis, cuatro goles y polémica. Muchas cosas, muchos nervios y, ¡qué casualidad!, un protagonista con silbato: Hevia Obras. Decretó tres penas máximas, (las tres muy dudosas), se le escaparon otras tantas, perjudicó a ambos equipos con las tarjetas y acabó desquiciando a txuri-urdines y granadinos. Al final 3-1, y tres goles en los últimos cinco minutos. Aunque la película pudo haber sido muy distinta. La Real está a dos puntos y hoy juega el Málaga.

Lillo

"Hemos entrado bien y hemos hecho méritos y fútbol para habernos puestos por delante antes. Si seguimos este tono, vamos a obligar a estar a los demás perfectos".

Marcos Alonso

"Mi valoración es que si hay que pitar un penalti más, lo pita. Felicito a la Real y ojalá que suba. El árbitro ha hecho todos los méritos para ganar el partido".