Primera | Mallorca 3 - Racing 1

El Racing resbala pero aún sonríe

Sigue en UEFA a pesar de caer justamente Colsa erró en el gol de Jonás y Güiza sentenció Duscher puso emoción de penalti Smolarek, desaparecido

MURO INFRANQUEABLE. Nunes cuajó un extraordinario partido y el Racing se vio impotente ante su poderío defensivo. Pablo Álvarez intenta en vano superar al portugués.

Estar últimamente acostumbrados al desconocido sabor del triunfo hace que a menudo un bache se convierta en un trauma, que un contratiempo pase de importante a vital o que una derrota escueza como una herida. El tropiezo del Racing ayer es así: hace un año sería normal; pero ahora parece imperdonable para muchos. El motivo de este cambio de exigencias es que nos cuesta modificar los hábitos, sobre todo si son buenos, pero el equipo de Marcelino no es culpable de que depositemos nuestras esperanzas en él. Por ello, del varapalo en el Ono Estadi hay que sacar una conclusión, que ni el equipo antes era inmortal ni en estos momentos es una banda. Las aspiraciones europeas siguen intactas gracias a los tropiezos de sus adversarios. Quedémonos con esa sinopsis ya que la película entera de ayer tarde fue de terror. Se la cuento.

El Racing demostró en Mallorca de qué pasta está hecho y que aunque se codea con los grandes todavía no lo es. Le falta calidad en la definición. Ahora, hay mil maneras de caer y la de esta vez no fue la más romántica. Es opuesta a la del día del Madrid. El conjunto de Manzano tuvo mucha culpa de ello porque tiene a un perro de presa como Nunes, a una joya en Valero y a un depredador como Güiza, pero concesiones como las del segundo gol son imperdonables. Aunque sea el bueno de Colsa quien falle.

Igualdad inicial.

Cierto es que durante la primera mitad, el Racing dio una sensación de equipo que muy pocos saben imitar. César Navas ganaba una y otra vez la partida a Webó, Güiza estaba bien sujeto, mientras que Pablo Álvarez se mostraba activo en ambas bandas. Como también lo hacían Valero y Arango. Pero fallaba lo primordial en los verdiblancos: tener una referencia clara arriba. Y de eso sólo tuvieron culpa dos: Smolarek, por su apatía, y Marcelino por alinearle. Sé que a toro pasado es muy fácil hacer este análisis pero, si a mí me dieran una oportunidad como la que el técnico asturiano le ofreció al polaco, cuanto menos mordería. Y él no lo hizo. Por eso, ahora más que nunca, creo que Tchité es insustituible. Sí, falla, y mucho; pero no hay nadie mejor que él en ataque en la actual plantilla.

El burundés se quedó en el banquillo. Dicen que por una gripe pasajera pero su falta de acierto ante el Madrid también tendría algo que ver. Su ausencia no evitó la falta de acierto en los metros finales. Jorge López primero, y Munitis y Pablo Álvarez después, saben lo que digo. Ellos tuvieron varias ocasiones pero, unas veces por falta de convicción y otras por precipitación, las mandaron al limbo. Por su parte, el Mallorca se sintió aliviado desde que supo que Tchité descansaría. Nunes, se creció sin tener que defenderle y se comió a todo aquel que pasaba por su lado. Tanto fue su superioridad que hasta decidió atacar. Así, al reiniciarse la segunda parte, abrió la senda de la victoria con un cabezazo de academia. Valero fue su asistente.

Desenlace.

Se esperaba una reacción cántabra, pero faltó ambición o físico. Qué se yo. Lo cierto es que pocas veces dio sensación de peligro. Mientras, el Mallorca se estiraba hasta merodear la portería de Toño con frecuencia. Tanta insistencia derivó en dos internadas de Varela. Aunque no acertó. Munitis intentaba tirar de casta para contrarrestar ese ardor e hizo dos jugadas de gran mérito pero, con Smolarek a su lado, sólo tuvo tiempo para maldecir, añorar a Zigic y hasta a Tchité.

Como ya sucediera ante el Madrid, tras el crónico error visitante llegó la sentencia local. Colsa, un ex del Mallorca, se atascó en sus dudas y cedió mal a Toño. El Zamora intentó enmendar el error pero la pierna de Trejo se cruzó en su objetivo. Gol. El segundo. Sólo restaban ocho minutos. Tiempo suficiente para que Tchité se reivindicara. Sombrero a Navarro y penalti. Duscher, lo marcó y puso emoción. Hasta que Güiza, antes desaparecido, dio la puntilla con una definición de maestro. Ahí, en la calidad y efectividad individual se decidió el duelo. Pero con ella aún no ha muerto el sueño del EuroRacing.

Se luchó contra la malaria

Mallorca y Racing saltaron al césped del Ono Estadi luciendo unas camisetas blancas de manga corta para unirse así a la lucha contra la malaria. En ellas se podía leer un lema reivindicativo. Esta iniciativa fue propuesta por la directiva del club bermellón para concienciar contra este problema. Se repartieron 10.000 camisetas más entre los aficionados que acudieron al estadio.

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