Yo digo | Alfredo Matilla

Sin cabeza no hay paraíso

Independientemente del 2-1, el Racing demostró ayer cuál es la clave de su éxito. El bloque. Aunque también evidenció dónde está su cáncer: en la inadaptación a la presión. Me remito a las reacciones de Toño y Álvarez y al vértigo que dio sentir el aliento de la Champions tras marcar Smolarek. Me gustó el atrevimiento de Marcelino al alinear un once plagado de ¿suplentes? con vistas a la Copa. Una decisión que no debe ser criticada a posteriori, pues la imagen fue ejemplar. Es más, fueron los titulares que salieron desde el banquillo los que la empañaron. El Racing jugó 60 minutos con el mismo 'tempo' que debe hacerlo el 19-M. Así, con cabeza, se remontará o se morirá de pie.

Olvidado el traspié, se debe confiar en levantar la eliminatoria, lo que podría ser el germen de algo aún mayor. Siempre que a Marcelino le retengan y le den lo que exija. Un cheque en blanco o la alcaldía. Por favor, crean el miércoles. Ya viví una ilusión similar con el Alba de Floro y vibré con el Superdepor. Allí también olía a modestia, pero con raza se abolió el conformismo. La receta a copiar fue la sabiduría de un técnico y la valentía de sus discípulos. Y de eso sobra en El Sardinero.

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