El Ciudad tiró el ascenso

El Ciudad de Murcia es uno de esos equipos tan especiales que son capaces de hacer que los sentimientos de sus aficionados vivan durante los noventa minutos que dura un partido una montaña rusa de sobresaltos no aptas para cardíacos. Y es que ayer ante el Albacete, cuando el equipo seguía apurando sus opciones de ascenso, fue capaz de tener el partido ganado, de que le empatara un rival con diez, de rizar el rizo cuando Aranda le dejaba totalmente sin opciones y de ser capaz un minuto después del desastre de encender una pequeña llama de esperanza.

Al Ciudad de Murcia se le puso el partido de cara muy pronto con el tanto de Luque, que además se encontró con la rigurosa expulsión de Mingo a los 27 minutos. Pero ni por esas fue capaz de hacer un buen encuentro. Porque el partido fue malo, muy, muy malo. Primero porque los rojillos ya tenían el choque donde más les gusta con 1-0 y con un hombre más y segundo porque el Albacete se limitó a mandar a la batalla a Carlos Aranda.

Apenas se sentó Abel Resino porque veía que las cosas no iban por donde él quería. Lo veía Abel tan claro que a buen seguro que no le sorprendió el tanto de Mikel. Amaya (mal día para el buen central madrileño) rompía el fuera de juego y llegaba el empate. Entonces despertó de su letargo el equipo rojillo, pero fue para peor.

Llegaron las prisas y con ellas otro error de la zaga que Aranda, esta vez sí, supo aprovechar. Ahí se acaba el sueño del ascenso rojillo, que volvía a encenderse levemente con el postrero gol de Raúl Pérez. Éste no inquietó al Albacete, puesto que al cuadro manchego le era suficiente el empate para asegurarse la permanencia matemáticamente y para, seguramente, cobrar una prima.

Por cierto, que el equipo de Ferrando ya tiene un nuevo refuerzo para la próxima temporadas. Se trata de Carlos González Peña, un lateral izquierdo que llega procedente del Barcelona B.