El Chelsea pincha y pierde a Robben para Barcelona

Se acerca la Champions y se complica la situación de los dos rivales de los equipos españoles en la Copa de Europa. Si en Italia la Juventus ve cómo el Milán se acerca peligrosamente, en Inglaterra sucede algo parecido. El Chelsea no fue capaz ayer de ganar en casa al Manchester City, con lo que su ventaja sobre el Manchester United, que venció al Birmingham, se reduce a nueve puntos. No son pocos, pero la lectura que hace Ferguson es más positiva: están a tiro de tres victorias, y eso no es un imposible para sir Alex.

A la presión que mete el Manchester United se unen la investigación que la Premier abre al Chelsea por entablar contactos para el fichaje de Ashley Cole, que le podría costar cuatro puntos de sanción y la lesión de Robben, uno de los jugadores fijos para Mourinho. El holandés, que se recuperó tiempo atrás de un cáncer testicular y que superó un grave problema de rodilla, sospecha que estará de baja hasta final de temporada, ahora por una rotura de ligamentos. El jugador mostró su pesar por no poder jugar la eliminatoria de Champions contra el Barcelona, este mismo mes.

Piropos. Por otra parte, la Prensa inglesa recogió ayer el buen momento de Morientes, que volvió a golear. Fernando es la clave, según los tabloides británicos, en la recuperación del Liverpool, que está a cuatro puntos de los puestos que dan plaza para la próxima edición de la Liga de Campeones.

Ayer también fue un buen día para el ex realista Mikel Arteta, que tuvo ocasión de debutar con su nuevo equipo, el Everton. Arteta jugó media hora con buen rendimiento, aunque vio su primera tarjeta amarilla.

El millonario americano Glazer quiere el control del Manchester

El Manchester United reconoció ayer por medio de un comunicado oficial que el millonario estadounidense Malcom Glazer, que ya posee el veintiocho por ciento de las acciones del club, quiere hacerse con el control de la sociedad. Glazer, que ya es propietario del Tampa Bay, de fútbol americano, tiene dispuesto el apoyo financiero suficiente para comprar el United, algo que rechazan los socios minoritarios del club. Glazer, sin embargo, está dispuesto a convertirse en el máximo accionista y, por tanto, en el dueño del Manchester.