Wright-Phillips podría quitar el sitio a Beckham

Parece que Eriksson está cediendo a la presión popular y está dispuesto a darle una oportunidad seria a Shaun Wright-Phillips en el interior derecho, aunque eso suponga que Beckham vaya al banquillo. Pero es evidente que Eriksson sigue considerando que el madridista es casi intocable: en la reciente Eurocopa, sus datos físicos eran alarmantes y, aún así, siguió contando con el jugador del Madrid en el once. La relación entre el sueco y el capitán es la más estrecha de la selección, pero es también difícil ignorar la progresión del centrocampista del Manchester City.

Quizá porque toca criticar a Eriksson tras la decepción de Portugal, el debate hace meses que se repite en Inglaterra. Acostumbrados a elevar al cielo a sus figuras y, tan pronto como tocan las estrellas, a retirarles el podio para caer al infierno, el ejercicio con Beckham es predecible: ya nadie espera que su estado de forma le haga titular indiscutible de nuevo; es más divertido buscarle alternativas.

Y lo cierto es que Wright-Phillips está cuajando una temporada sensacional. Dos veces internacional y un gol en el zurrón, con su club ha marcado nueve, una cifra nada despreciable para un centrocampista. Y algunos de bellísima factura, como el que marcó al Arsenal desde fuera del área. Su velocidad eléctrica podría mejorar a la selección inglesa y Eriksson podría estar pensando en el modo de combinar la aparición del Wright-Phillips con la experiencia de Beckham. En cualquier caso, el madridista peligra.

El cohete del City fue adoptado por Ian Wright

Un cohete en la banda derecha del Manchester City lleva el apellido Wright. Rápido como pocos volantes, una de las sensaciones del fútbol inglés y fue adoptado por Ian Wright con sólo 18 meses. Delantero que marcó diferencias en el Arsenal a inicios de los noventa, Ian Wright no es padre carnal de Shaun, pero le dio todo lo demás. De Wright-Phillips destaca su velocidad. Ha jugado incluso de lateral con Kevin Keegan, pero su llegada a la selección y su fama se lo debe a su explosividad. Con la pelota en carrera es rápido como pocos y si juega pegado a la banda es imparable. Una bala al que un día despreció el Nottingham Forest, pero Joe Royle le llevó al City y allí creció hasta convertirse en estrella.