Primera | Betis 1 - Villarreal 1

Un empate que no aminora las crisis

Ni Villarreal ni Betis lograron ganar un partido con muchas ocasiones

MORENATTI

Empate a casi todo entre Betis y Villarreal: ocasiones, juego y resultado. No acabaron, eso sí, con los mismos efectivos, porque Luis Fernández cayó fulminado y tuvo que ser retirado inconsciente. Nada grave, parece, pero al cántabro le quedará el mismo dolor de cabeza que tiene su equipo en las últimas semanas. El gol, o la falta de él, tiene la culpa. Betis y Villarreal crearon muchas oportunidades, pero sólo marcaron un tanto por bando. Casas y Palermo, los goleadores que llegaron del otro lado del charco, no están cumpliendo, aunque El Loco hiciera ayer un muy buen partido y volviera a marcar.

Su gol, y el empate, no empañan la crisis anotadora de dos revelaciones que suman y siguen, pero que no convencen tanto como a principios de campaña, cuando apuntaron buen juego. Parecen la promesa de un político que, como casi siempre, no se va a cumplir.

Hablando de política, el de ayer comenzó como un partido de derechas. Con el buen fútbol, ése que practican a diestra (y a siniestra) Joaquín y Jorge López, enfants terribles del interior derecho español. Las constantes incursiones del bético eran una y otra vez desaprovechadas por Casas, que sigue con la pólvora chorreando. Antes, a los dos minutos, Palermo había cabeceado un pase de Jorge López... Y Esquinas se había inventado una falta para anular el gol. El Loco, que volvió ídem a Belenguer y Juanito, no cejó en su empeño hasta inaugurar el marcador de verdad, a los 19': pared con Víctor y Prats fusilado... Pum: 0-1.

Segundo acto: Casas seguía echando fuera todo lo que le daban y Martín se había hartado de pelearse con la defensa bética. El partido cambió el tango de El Facha y El Loco por el fado de Joao Tomás, nombre de torero y maneras de matador. El ariete luso del Betis hizo mucho y bien, aunque no embocara, y le dio a su equipo la alegría que necesitaba para igualar el marcador. Denilson, ayer asistente, aprovechó un servicio suyo para habilitar un balón que Joaquín anotaba a puerta vacía.

Quedaba todavía mucho tiempo, pero las ocasiones y la inventiva casi se agotaron. Sobre todo cuando Luis Fernández se la pegó contra Galván y tuvo que abandonar el terreno inconsciente. El Betis, que había agotado todos sus cambios, se vio obligado a jugar con diez, renunció al ataque y Capi, ideólogo verdiblanco, tuvo que ocupar el lateral izquierdo que había dejado huérfano su compañero herido. Empate final.

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