Fiji podría privatizar sus olas de clase mundial
El Gobierno fijiano impulsa una ley que revertiría el decreto de 2010 y permitiría cobrar por surfear en spots icónicos como Cloudbreak.
Fiji, uno de los destinos más codiciados del planeta para el surf, podría volver a un modelo de acceso restringido y de pago en algunas de sus olas más emblemáticas. El Gobierno ha dado luz verde a un proyecto de ley que plantea revertir el Regulation of Surfing Areas Decree 2010, norma que garantizaba el libre acceso a rompientes como Cloudbreak, en la isla de Tavarua.
El denominado Commercial Use of Marine Areas Bill 2025 busca establecer un nuevo marco que devuelva la propiedad de las áreas marinas utilizadas con fines turísticos a sus dueños tradicionales, los iTaukei. Según el Ejecutivo, este sistema ofrecerá un modelo “justo y equitativo” para que las comunidades locales participen directamente en la gestión y explotación económica de estos recursos.
Antes de 2010, varios resorts mantenían la exclusividad sobre Cloudbreak, lo que impedía a muchos fijianos surfear en su propio país. “Nos trataban como ciudadanos de segunda”, recordaba Ian Ravouvou Muller, pionero del surf fijiano, en declaraciones a ABC. Con la apertura decretada hace 15 años, asegura, el país vivió “una explosión de negocios locales y de nuevos talentos”, facilitada por la posibilidad de acceder sin restricciones a las mejores olas del archipiélago.
El cambio normativo también ha favorecido la celebración de eventos internacionales, como la reciente Finals Day de la WSL en Cloudbreak, y el crecimiento de surfistas emergentes como James Kusitino, una de las grandes promesas del Pacífico Sur.
No obstante, el Gobierno considera que el modelo actual impide que los propietarios tradicionales reciban compensaciones por el uso comercial de sus áreas marinas. El ministro de Turismo, Bill Gavoka, sostuvo que hasta ahora “nadie podía recibir compensación, y eso les negaba oportunidades para aprovechar sus recursos”.
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El proyecto será presentado en el Parlamento fijiano. Si se aprueba, lugares de renombre mundial como Cloudbreak podrían volver a un sistema de acceso condicionado y posiblemente de pago, un giro que reabre un viejo debate entre turismo, tradición y desarrollo local.
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