El descenso eterno del gran Sage Kotsenburg: de videojuego
La nueva película “Eternal Descent” muestra a Sage Kotsenburg y su crew explorando Hokkaido, Jackson Hole y Alaska con un enfoque puro en progresión y estilo.
El estreno de “Eternal Descent”, el último proyecto de Sage Kotsenburg, confirma una vez más la capacidad del snowboarder estadounidense para reinterpretar el freeride moderno sin perder de vista la estética ni la esencia del deporte. Acompañado por un grupo de riders de primer nivel —Judd Henkes, Dustin Craven, Rene Rinnekangas, Sebbe De Buck, Nils Mindnich y Zak Hale—, Kotsenburg se adentra en un viaje que recorre desde la nieve profunda de Hokkaido hasta los mega jumps de Jackson Hole y las icónicas spines de Alaska.
La producción, concebida como un filme de snowboard de larga duración, apuesta por un equilibrio entre progresión y estilo, dos conceptos que han guiado la trayectoria de Kotsenburg desde sus primeros años en el circuito internacional. El propio rider reconoció durante el estreno en Boulder que ni siquiera él imaginaba la dimensión que alcanzaría la evolución del snowboard. “No pensé que veríamos trucos que antes solo parecían posibles en un videojuego”, comentó, subrayando cómo la disciplina ha pasado de la imaginación al terreno real.
“Eternal Descent” juega precisamente con esa idea. Su estética recuerda deliberadamente a la lógica de un videojuego, pero siempre desde un enfoque que privilegia la creatividad y la intención por encima de la acumulación de rotaciones. Según se explica en la presentación del proyecto, el objetivo era construir un universo visual influido por la cultura del gaming sin renunciar al carácter orgánico del backcountry. El resultado es un film que combina planos minuciosos, líneas llenas de fluidez y saltos de gran escala, todo ello en escenarios naturales que subrayan la magnitud del desafío.
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En un momento en el que el snowboard de competición parece empujado hacia una escalada técnica constante, la propuesta de Kotsenburg y su equipo recupera la importancia del estilo como elemento central. Con “Eternal Descent”, el rider vuelve a situarse en la conversación sobre el futuro del snowboard, demostrando que aún es posible empujar los límites sin perder el alma del deporte.
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