Así “cultivan nieve” las estaciones de esquí en verano
Resorts alpinos y norteamericanos conservan nieve bajo virutas y lonas especiales para garantizar el arranque de la temporada invernal.
Frente a inviernos cada vez más cortos e impredecibles, las estaciones de esquí han encontrado una solución tan ingeniosa como costosa: el snow farming. La técnica, en realidad, consiste en almacenar nieve durante los meses cálidos mediante pilas protegidas con materiales aislantes como virutas de madera, serrín o lonas térmicas de alta reflectancia. En este vídeo se explica muy bien:
Este método, extendido en países como Austria, Suiza, Canadá y EE.UU., permite conservar entre un 50% y un 80% de la nieve almacenada, incluso con temperaturas superiores a los 20 °C. “En lugares estratégicos, con sombra natural y buen aislamiento, podemos mantener suficiente nieve como para abrir pistas en noviembre”, explicó un portavoz de Whistler Blackcomb, una de las estaciones pioneras en esta práctica.
El proceso suele iniciarse al final de la temporada: se acopia nieve, tanto natural como artificial, y se agrupa en grandes montículos. Luego se cubren con capas aislantes que minimizan la exposición al sol y al viento. Esta “reserva blanca” permite preparar las pistas con semanas de antelación y evitar el uso intensivo de cañones al inicio del invierno.
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No obstante, la técnica no está exenta de críticas. Requiere altos costes operativos y plantea interrogantes ambientales por el uso de agua, energía y materiales sintéticos. Sin embargo, para muchas estaciones, representa una inversión clave ante el avance del cambio climático. “Conservar nieve en verano es hoy tan importante como producirla en invierno”, concluyen desde la Asociación de Estaciones Alpinas.
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