Van der Poel es pentacampeón tras un esprint apoteósico ante Van Aert
El neerlandés logra en Hoogerheide su quinto Mundial tras superar a Van Aert en una espectacular llegada. Iserbyt completó el podio. Felipe Orts fue 19º.
Es una de las rivalidades del ciclismo, en particular, y del deporte, en general. Mathieu van der Poel (1995, 28 años) y Wout van Aert, pese a ser de una quinta diferente (1994, 28 años), se midieron por enésima vez (la 180ª en total en todas las categorías, apunta Procyclingstats). Esta vez estaba en juego el Mundial en Hoogerheide (Países Bajos), que ponía fin a una temporada espectacular de ciclocross y el título fue para Van der Poel, el quinto de su carrera (2015, 2019, 2020, 2021 y 2023), que superó a Van Aert sobre el asfalto en un esprint apoteósico. De esta forma, se aumenta la brecha mundialista entre ambos, porque el belga se queda con tres arcoíris (2016, 2017 y 2018). El podio lo completó el también belga Ely Iserbyt. Los tres repitieron el mismo podio que en la Copa del Mundo de Benidorm hace escasas dos semanas, la última vez que se midieron. Felipe Orts no pudo entrar en el preciado top-diez al acabar 19º, mientras que el otro español, Kevin Suárez, fue 30º.
Pese a que partían 40 corredores, de 18 nacionalidades distintas, no había dudas de que sería un mano a mano entre Van der Poel y Van Aert, el pulso final entre neerlandés (anfitrión, aunque nacido en Bélgica) y el flamenco. En el cara a cara entre ambos esta campaña, Van Aert dominaba por seis-cuatro en los diez enfrentamientos. El undécimo, el más importante, fue para un Van der Poel que logró ganar ante sus compatriotas en un circuito diseñado por su padre, Adrie van der Poel, que también fue campeón del mundo de la modalidad en 1996. Se trataba de un trazado rápido, seco y en el que era, a priori, asequible ir a rueda entre dos corredores de tanto nivel. A diferencia que en otras ocasiones, Van Aert salió bien y en las primeras curvas ya marchaban segundo el neerlandés y tercero el belga. Solo estaba por delante Van der Haar.
Habían transcurrido tan solo 3:30 de carrera cuando los dos ya rodaban en solitario siendo cabeza de carrera, tal vez más pronto de lo esperado. Ni una vuelta tardaron en marcharse. Visto el ritmo, estaba por ver a cuantos giros sería la prueba, que se decidía tras el segundo paso por meta en función de los tiempos. Para el deleite de los más de 30.000 presentes, el Mundial iba a ser a diez vueltas, superando la hora clásica de carrera. Alternativas entre ambos, mano a mano... y un claro paso mejor de Van der Poel por los tablones. Lo esperado. Sin embargo, no pudo hacer diferencias, Wout no se despegaba, y en algunas ocasiones le dejaba pasar para que tomase el mando.
Alternativa constate, arreones sueltos por ambos lados... pero nada. No se soltaban el uno del otro. Eran conscientes de que jugárselo al esprint era el desenlace inevitable. En la vuelta final, Van Aert entró en los tablones por delante para evitar un ataque ahí de Van der Poel, y le salió bien. De esta forma, llegó el asfalto, la recta de meta y esprint. Sin ponerse a rueda, tomando la iniciativa, el neerlandés se agarró arriba para mover la bicicleta con agresividad. Imposible para Wout, ni le pudo meter parte de la bicicleta. Sonrisa de Mathieu en el podio, cara menos simpática, y normal, de Van Aert, y otra lucha que añadir para el largo libro de enfrentamientos. “Esta victoria forma parte mi top-tres”, dijo el brillante nuevo campeón. No es para menos. Hasta el próximo invierno... sobre el barro. En breve, reanudarán este duelo en la carretera.