Pogacar se exhibe en Montreal a dos semanas del Mundial

Mismo país, Canadá. Mismos actores, con De Lie, Alaphilippe, Matthews, Jorgenson, Girmay, Mohoric… Pero la cota que incluía el recorrido del GP de Québec (400 metros al 6%) poco tenía que ver con la que formaba parte del trazado del GP de Montreal, una subida a Camillien-Houde (2,3 km al 6,2%) con suficiente dureza como para romper el pelotón en las últimas vueltas al circuito de la ciudad canadiense. Y así lo demostró Tadej Pogacar para desquitarse a lo grande de su 7º puesto del pasado viernes, con un ataque demoledor en la cota a 23 km de meta que le dio su segundo triunfo en la carrera, igualando en lo más alto del palmarés a Greg van Avermaet. La maquinaria, a dos semanas de disputar el Mundial en Zúrich (29 de septiembre), ya está engrasada. El mejor de los mortales fue Pello Bilbao, que tuvo la capacidad de soltar en la subida a Alex Aranburu y un Alaphilippe que cerró el podio.

Michael Leonard (Ineos), Gil Gelders (Soudal) y Dries de Bondt (Decathlon) formaron una escapada de nula rentabilidad. No sólo porque poco tenían que hacer sobre un recorrido de 209 km y casi 4.000 metros de desnivel ante un pelotón que controlaba a su antojo el UAE, sino también porque la mayor parte de su aventura no fue captada por las cámaras de televisión debido a una pérdida de señal. Con Leonard descolgado, Mohoric hizo su apuesta para unirse a los otros dos escapados a menos de 50 km del final. Poco antes, el UAE dejó el pelotón en unas 40 unidades, con un ritmo torturador cortesía de Juan Ayuso.

Después vendrían Wellens, Novak y Majka, que endurecieron en cada una de las últimas vueltas. A falta de dos para el final, el polaco lo dio todo, lo que solo podía significar una cosa: el ataque descomunal de Pogacar. Así fue. El esloveno arrancó en la subida a falta de 23 km, y aunque Jorgenson fue el único que hizo un mínimo ademán de seguir su rueda, a Pogi le bastaron unos pocos metros para marcharse y sentenciar la carrera. Intratable, sin rival. Tuvo tiempo de sobra para chocar las manos con su amigo Matthews, ganador del reciente GP de Québec, que le esperó en la recta de meta tras abandonar en la jornada de hoy. Otro nivel. Pello, que llegó en solitario, y Alaphilippe, tras ser el más rápido en el esprint de grupo, le acompañaron en el podio.

“Todo salió como queríamos. Sin mis compañeros no habría salido el plan a la perfección, así que enhorabuena también a ellos. Estoy muy contento por la victoria, todo lo hicimos juntos, como un equipo. Hacía mucho calor, fue un día superduro, un recorrido muy bonito y exigente. No me puedo quejar”, analizó Pogacar en zona mixta, donde también aprovechó para mandar un aviso a navegantes: “Sí, esto me da un extra de confianza a dos semanas del Mundial. Estoy con muchas ganas. Me quedan unos buenos entrenamientos y estaré listo”. El arcoíris ya asoma en el horizonte.

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