Evenepoel, arcoíris y estrellas: campeón de Europa contrarreloj

Es el titán del tiempo. Cronos encima de una bicicleta. Un candidato a mejor contrarrelojista de la historia. Este miércoles, Remco Evenepoel se proclamó campeón de Europa de la modalidad en Étoile-sur-Rhône. Sólo 10 días después de conseguir su tercer oro mundial sobre la ‘cabra’ en Kigali. El belga aterrizó en tierras francesas el martes por la mañana, tras una odisea de casi 10.000 kilómetros, y tardó poco más de 24 horas en volverse a subir a lo más alto de un podio. Por delante del italiano Filippo Ganna, que se saltó Ruanda por su dureza y tenía el día marcado en rojo, y del danés Niklas Larsen, que sorprendió ante especialistas como los británicos Ethan Hayter y Joshua Tarling. Todos estuvieron a años luz de Remco, en ausencia de Tadej Pogacar (sí estará en la prueba de fondo, el domingo). Hasta el ‘gigante de Verbania’, dos veces campeón del mundo contrarreloj, que se quedó a 43 segundos. Inalcanzable.

La superioridad actual de Evenepoel sobre el resto se hace evidente con solamente verle. En Loriol-sur-Drôme, estrenó el maillot arcoíris revalidado en África y, como es habitual desde el año pasado, rodó con bicicleta y casco dorados, por su victoria en los Juegos de París. En contrarreloj, es el vigente campeón mundial, olímpico (en este caso, también de fondo) y, desde ahora, europeo. Es el campeón de todo. La Triple Corona a la vez, algo inédito en la historia del ciclismo (además, también es el campeón belga). El maillot de las estrellas, el que debería portar como ganador continental, sin embargo, será difícil de ver. El arcoíris pesa más. Y no se lo quita desde 2023.

El segundo Europeo de su palmarés (ya lo ganó en 2019) se empezó a atisbar desde pronto. Y eso que el inicio no fue el soñado. Evenepoel, con tanto carácter como talento, se quejó nada más empezar el ejercicio. De sus golpes contra el manillar en el Mundial de fondo a unos aspavientos claros. “¡No va, no va!”, indicaba con el dedo tras señalarse la oreja. Su pinganillo no funcionaba. Salvo solución posterior, el belga corrió sin referencias, aunque tampoco las necesitaba. Sobre 24 kilómetros prácticamente llanos, con sólo un último kilómetro exigente (al 5%), pasó el primer punto de control (en el km 6) con 13 segundos sobre Ganna.

Tras ello, la demostración de poderío sólo fue a más. Poco después, Evenepoel doblaba al suizo Stefan Küng, dos veces campeón de Europa contrarreloj. La imagen no fue tan potente como la de los Mundiales, en los que adelantó a Pogacar, pero también fue reveladora. Nadie le podía toser. Tampoco el campeón de España de la especialidad, Abel Balderstone (22º), que terminó a 3:27 minutos de Remco. “Estoy muy contento por conseguir otro título. El viento era bastante fuerte, siempre de frente o un poco lateral. Era difícil controlar la bici, pero lo gestioné bien. Mañana voy a descansar y luego entrenaré bien aquí, espero estar listo para el domingo”, celebró al final, aunque sin excesiva alegría. La victoria mundial de Pogacar en fondo aún le pesa. Y quiere la revancha.

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