Zana le hace morder el polvo a Pinot y Roglic resurge en Val di Zoldo

Tarta de cumpleaños para celebrar los 37, bajo el sol de justicia que iluminaba la mañana en Oderzo. Mismo homenaje que recibió Mark Cavendish cuando cumplió 38, justo el día previo al anuncio de su retirada del ciclismo profesional, pero un abismo separa los caminos de ‘Cavs’ y Geraint Thomas en este Giro de Italia. Uno se aferra a Roma como última oportunidad para ganar una etapa; el otro, puede llegar a la Ciudad Eterna como legítimo dueño del Trofeo Senza Fine. Y es que el galés, hasta el momento, es infalible. Primoz Roglic mostró debilidad en Monte Bondone y hoy, en la 18ª etapa, cedió tiempo João Almeida. Thomas, siempre a rueda, pero con una sensación de fortaleza que le mantienen como sólido líder de la ronda italiana. El esloveno, al menos, resurgió con una gran versión en el final de Val di Zoldo que le permitió recuperar buena parte de lo perdido el pasado martes. En dicha cima dolomítica venció Filippo Zana (24 años), para conseguir su primer éxito en una gran vuelta, después de un bonito mano a mano con Thibaut Pinot.

Desde el banderazo de salida se arrancó con el cuchillo entre los dientes. La velocidad media en los primeros kilómetros anduvo cercana a los 50 km/h, por lo que costó que la fuga se formase. Después de un carrusel de ataques y contraataques, se formaron dos grupitos que se unieron al cabo de unos minutos para consolidar una escapada de siete corredores: Aurélien Paret-Peintre, Vadim Pronskiy, Thibaut Pinot, Marco Frigo, Derek Gee, Warren Barguil y Filippo Zanna. Pese a intentarlo, Ben Healy no logró filtrarse, por lo que Pinot coronó en cabeza los primeros puertos para dejar la lucha por la maglia azzurra en un pañuelo.

En el Passo della Crosetta, primer puerto del recorrido, saltaron las alarmas. El Jumbo empezó tirando, pero el Ineos quiso imponer su ley en cabeza del pelotón. La escuadra británica acabó marcando el ritmo, lo que en un momento dado, bien fuera por despiste o por malas sensaciones, Roglic perdió ligeramente el contacto con el grupo principal. El equipo neerlandés no se descompuso y su líder volvió rápidamente a situarse en la zona delantera del pelotón. ¿Habría hecho sufrir el Jumbo a su propio jefe de filas? Antes de resolver esta cuestión, en un tramo final de etapa que tenía miga, con tres puertos encadenados en cuestión de 35 km, el grupo de los favoritos se dio una tregua, lo que hizo crecer la renta de los escapados por encima de los 5 minutos. Pinot, el mejor clasificado de los siete de cabeza, estaba a 6:48 del rosa.

A unos 28 km de meta, ya en plena ascensión a Forcella, el Ineos se dejó de juegos. De Plus encendió la mecha y el grupo principal saltó por los aires. La intención era clara: dejar huérfanos de compañeros a Roglic y Almeida. Momentáneamente, lo consiguieron, pero corredores como Bouwman y Formolo consiguieron reengancharse en un descenso en el que la fuga abrió hueco. La victoria de etapa sería para ellos. Independientemente del desenlace, Pinot se aseguró el sorpasso en la clasificación de la montaña con los 40 puntos de Forcella. Aunque él todavía no lo sabía, sería un premio de consolación…

Llegó el Coi, penúltimo puerto, y el Jumbo ejecutó su jugada. En la zona más dura, con rampas de hasta el 19%, Sepp Kuss volvió a demostrar que está pletórico. ¿El resultado? Almeida perdía contacto, pero salvaba los muebles gracias a la labor de Jay Vine. El australiano, ángel de la guarda de su líder, como en Bondone hiciera el ‘Águila de Durango’ con Roglic. A unos 7 km de meta, el esloveno atacó y únicamente Thomas fue capaz de aguantar a su rueda. Kuss, incombustible, volvió con su jefe de filas para afrontar el descenso junto a él y la flamante maglia rosa. En esa pequeña bajada, Vine se fue largo en una curva y tuvo que echar pie a tierra, pero por suerte Almeida pudo evitar la caída.

Ya en Val di Zoldo, Roglic apretó los dientes, pero fue incapaz de soltar a Thomas. Por detrás, Almeida entraba en meta a 21 segundos. Un mal menor, aunque ahora vuelve al tercer puesto de la general. Un par de minutos antes, Zana le cogió rueda a Pinot y le quitó las pegatinas en el esprint. El francés, al igual que el día que venció Einer Rubio, se quedaba con la miel en los labios. Mañana, etapa reina en Tre Cime di Lavaredo, con los tres ‘capos’ en 39 segundos. Todo está por decidir.