Olav Kooij consigue su primer triunfo en el Giro en un final trepidante en Nápoles

En Nápoles, cuna de la pizza, Olav Kooij (22 años) fue una ración doble de diavola. En una novena etapa del Giro de Italia con final muy picante, el neerlandés dejó con la miel en los labios a Jhonatan Narváez, que estuvo a punto de dar una nueva sorpresa en esta Corsa Rosa tras la que consiguió en la etapa inaugural vistiéndose de rosa ante el mismísimo Tadej Pogacar. El ecuatoriano acarició la victoria, pero a escasos metros de línea de meta fue engullido por la furia de los velocistas. El del Visma, que va mejorando prestaciones tras un inicio de carrera discreto por culpa de una caída, se impuso a Jonathan Milan en un intenso duelo para conseguir su primer éxito en una gran vuelta. Por su parte, Pogacar conservó el liderato un día más, lo que supone un nuevo hito en su carrera: ya es el esloveno con más días de rosa (8) en la historia del Giro.

Día de la Madre en Italia. Y aprovechando la jornada dominical, la población de Avezzano se echó a la calle para abarrotar la Piazza Risorgimento. En esas, la alineación del Movistar al completo, una de las primeras en comparecer en la protocolaria presentación matutina, hacía tiempo leyendo la prensa deportiva. Toca estar al día. Albert Torres, por su parte, contaba con la compañía de su mujer y su hijo, que este fin de semana le están haciendo compañía. Quien no estuvo presente fue Alexey Lutsenko. El kazajo, que marchaba 11º de la general, abandonaba el Giro por enfermedad sin tomar la salida.

Tras la calurosa bienvenida, impulsados por un tramo inicial de etapa favorablemente en descenso, el dúo del Polti-Kometa formado por Mirco Maestri y Andrea Pietrobon estableció la fuga. Buena parte del protagonismo del día fue para la pareja italiana, que amortizó la inversión de sus patrocinadores durante las más de cuatro horas que estuvieron enfocados por las cámaras en primer plano. Pietrobon, que ya estuvo a punto de dar la sorpresa (fue 3º) en la primera fuga que triunfó en esta Corsa Rosa, de la mano de Benjamin Thomas (Cofidis), volvía a mostrarse como uno de los corredores más combativos de la carrera. Sin embargo, el tramo final del recorrido, con una serie de repechos en los últimos 40 km, les daba pocas oportunidades ante el nerviosismo creciente en el pelotón.

En la primera y única subida categorizada de la etapa, el Monte di Procida, saltaban las alarmas. Tim Merlier, uno de los favoritos en la lucha por la victoria y candidato a la maglia ciclamino, quedaba descolgado. La alta velocidad del pelotón no tardó en cobrarse a su primera víctima. Aparentemente, fue fruto de un mal posicionamiento, ya que momentos antes el belga había sido el más rápido del grupo en el esprint intermedio. Minutos despúes, Alaphilippe volvía a escena. Igual que en la jornada de sterrato, el francés pasaba al ataque. Su valentía, la de siempre. Pero sus piernas ya no son las de antaño…

Loulou formó una escaramuza que llegó a la altura de los Polti, hasta que en el penúltimo repecho, después de marcharse con Costiou (Arkéa), abrió hueco en solitario. En cuando Alpecin y Lidl-Trek se organizaron por detrás, la alegría le duró un suspiro al francés. No obstante, en la última subida llegó el picante. Y, al igual que en Turín, cerca estuvo la sorpresa. Narváez arrancó con una fuerza espectacular y llegó a disponer de más de 10 segundos de renta, pero de forma inesperada fue Pogacar su perdición. El esloveno trató de lanzar a su compañero Molano en los últimos metros, lo que dejó a Narváez a merced de los esprínters casi sobre la misma meta. El intenso pulso entre Milan y Kooij cayó a favor del neerlandés. Este lunes, primer día de descanso. Se lo han ganado.

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