Milan vence al esprint tras acabar con el intento de Ganna en Capo Mele

La del trilero. Esa es la estrategia que está poniendo en práctica Tadej Pogacar en lo que llevamos de Giro de Italia. Dice una cosa, hace otra. Fue a por la maglia rosa desde el primer día cuando había anticipado lo contrario, y ayer, tras el frenético desenlace de la tercera etapa, le lanzó un órdago a Geraint Thomas por redes sociales: “¿Mañana atacamos de salida?”. Más allá de la evidente broma, lo cierto es que en esta ocasión, por primera vez en lo que llevamos de Corsa Rosa, el esloveno no se movió. Al estilo de Pogi en la tercera etapa, Filippo Ganna pasó a la acción en la cota de Capo Mele, a 3 km de meta, pero fue engullido en un rapidísimo esprint que se adjudicó Jonathan Milan. El italiano, que por segunda edición consecutiva suma una etapa en el Giro, le arrebata la maglia ciclamino a Tim Merlier (5º), mientras que Pogacar continúa líder.

Ciclistas vestidos de largo bajo la tímida lluvia que caía sobre la Piazza d’Italia, en una localidad de Acqui Terme que acogía la salida de la cuarta etapa de esta ronda italiana. Con estos ingredientes, las supuestas jornadas de transición son todavía si cabe más peligrosas, más traicioneras. Remco Evenepoel, que el año pasado sufrió una aparatosa caída por un perro que se cruzó en su trayectoria en otro día lluvioso, bien lo sabe. Eso no importó lo más mínimo al joven Fran Muñoz, que está debutando en una gran vuelta tras entrar a última hora en la convocatoria del Polti-Kometa por la baja de Jhonatan Restrepo. Viéndole subido al rodillo a pocos minutos de la neutralizada, la intención era clara…

Así pues, el joven catalán (22 años), que forma parte de la nómina de cinco españoles presentes en carrera, pasó al ataque justo después del banderazo de salida. Stefan de Bod (EF), Lilian Calmejane (Intermarché) y Ganna (Ineos) se unían a su causa, pero la escapada del italiano no pasó inadvertida para el pelotón. El gran grupo, consciente del peligro que podía representar el Gigante de Verbania, mantuvieron la ventaja de los fugados al mínimo. En torno al kilómetro 25, después de mucho calentón, Ganna levantaba el pie y regresaba el pelotón. El animado inicio de la etapa tocaba a su fin.

De la calma al caos

Por desgracia, cuando volvió a haber noticias, éstas no fueron buenas. Camino de Savona, la lluvia creció en intensidad y convirtió un tramo de descenso en una auténtica pista de patinaje. En una curva hacia la derecha, montonera. Algunos hombres de la general, como Einer Rubio y Ben O’Connor, se vieron implicados, pero pudieron continuar sin graves consecuencias. Sin embargo, Biniam Girmay quedó bastante lastimado, con mucho dolor en la zona de la cadera derecha. Volvió a subirse a la bicicleta, pero minutos después volvía a caerse él solo a menor velocidad. Moralmente hundido, decidió abandonar. Dos participaciones (en 2022 quedó fuera por un ‘corchazo’ en el ojo), otros tantos abandonos. Una lástima.

Con De Bod y Muñoz neutralizados, tras más de 180 km en fuga, el triunfador saldría del pelotón. El Capo Mele, una de las icónicas subidas que forma parte de la Milán-San Remo, ponía en tensión a los velocistas, máxime cuando una bestia como Ganna puso los vatios al rojo vivo. En una imagen prácticamente idéntica a la vivida un día antes con Pogacar y Thomas, el italiano fue engullido por el pelotón a unos 800 metros de meta. El Lidl-Trek ejecutó un lanzamiento perfecto para Milan, mientras hombres como Merlier y Gaviria se quedaban sin opciones por una mala colocación. En esas circunstancias, Milan no perdonó. Juanpe López y el resto de sus compañeros celebraban en la entrada a meta. El Lidl-Trek es una piña.

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