Matthews culmina un sensacional esprint para ganar en el Giro ocho años después

Llegábamos algo fríos, congelados, más bien, a la tercera etapa del Giro de Italia debido al pobre espectáculo visto el pasado domingo. Y durante 4 horas se repitió el tedio. Por suerte, los bostezos se tornaron en júbilo en un tramo final de carrera que fue espectacular, gracias en gran medida al empeño de Michael Matthews. El australiano sabía que era su día y puso a sus compañeros a trabajar para eliminar a la mayoría de velocistas puros y torturar a un Mads Pedersen que llegó demasiado fatigado a la volata que decidió la victoria después de descolgarse en el último puerto del recorrido. El australiano consiguió volver a la senda del triunfo en el Giro (no ganaba desde la edición de 2015) para sumar la 40ª victoria de su palmarés y su tercer éxito parcial en la ronda italiana. Remco Evenepoel, que rascó un segundo de bonificación respecto a Primoz Roglic, continúa líder.

Por segundo día consecutivo, el equipo Corratec justificó su invitación a la carrera. Justo después del banderazo de salida, dos de sus corredores formaron la fuga del día, que contó con el consentimiento inmediato del pelotón. Así que el serbio Veljko Stojnic y el italiano Alexander Konychev hicieron camino ante la impasividad de un Israel y un Bardiani que todavía no han tenido presencia en ninguna de las dos escapadas de este Giro. Buena rentabilidad para el Corratec, que mantuvo a su dúo en cabeza durante más de 4 horas. Su máxima ventaja casi alcanzó los 7 minutos, lo que provocó la paulatina reacción del pelotón. Konychev, a 4:02 de Evenepoel, llegó a ser líder virtual.

La mañana ya anunciaba lluvia, con un cielo de lo más cerrado y una temperatura por debajo de los 20º, más fresquita que en los días pasados, y empezó a caer sobre los corredores a falta de 90 km para el final. Nada inquietante, ya que no era copiosa y las carreteras, rectas y anchas, no suponían una dificultad añadida. Por tanto, los kilómetros fueron pasando con el tedio habitual de este tipo de jornadas. Los corredores tomaron ciertas precauciones, lo que se tradujo en un nulo espectáculo. Afortunadamente, todavía quedaba una bala en la recámara…

Y es que los ciclistas se adentraban en territorio comanche en los últimos 38 km: dos puertos cortos consecutivos, un descenso mojado por la lluvia y un repecho final en línea de meta al 5% de media. En el Valico dei Laghi di Monticchio, primera cota, el Jayco tensó la cuerda con Filippo Zanna, campeón nacional italiano, con la intención de eliminar a la mayor parte de los velocistas puros pensando en el triunfo de su compañero Matthews. Con los fugados neutralizados, Pinot aceleró a falta de 100 metros de la cima y coronó en cabeza, seguido de Buitrago, lo que dejó claras las intenciones del francés: no sólo ha venido al Giro a por una etapa, sino también a por la maglia azzurra. Ganaron unos metros respecto al reducido pelotón, pero Pinot rechazó colaborar con el colombiano.

Pocos minutos después, el del Groupama FDJ se aseguró el liderato de la montaña al coronar primero el Valico La Croce, aprovechando la aceleración previa de un conjunto Ineos que eliminó momentáneamente de la batalla a Pedersen y McNulty. Gracias al trabajo de tres compañeros de equipo del danés, ambos pudieron enlazar en el descenso. No fueron los únicos nombres de relevancia que sufrieron contratiempos, ya que Almeida también reenganchó durante la bajada tras perder contacto por una caída en una curva (sin consecuencias). Antes del esprint final, pequeño aperitivo: primer mano a mano entre Evenepoel y Roglic. Ambos aceleraron por la bonificación en el esprint intermedio de Rapolla, donde el belga (3″) batió al esloveno (2″). En el desenlace, Pedersen llegó mejor posicionado, pero el arreón de Matthews fue demasiado para el del Trek, Groves y Albanese. El Giro nos hace sonreír de nuevo.