Jonathan Milan se presenta en sociedad con su primer triunfo de etapa en el Giro

Primoz Roglic bromeaba a su llegada a zona mixta, en la soleada mañana de Teramo. Pequeño vacile a Mark Cavendish. De chill, que dirían hoy en día los chavales de la ‘generación Z’. Era fácil imaginar una sonrisa bajo esa mascarilla mal puesta, con la sensación de que más bien la lleva por petición del equipo que por iniciativa propia. Ese era el estado del esloveno en los minutos previos al arranque de la segunda etapa del Giro, de absoluta tranquilidad. Sabía que este domingo no sería protagonista. Era el día de los velocistas. Así lo fue, aunque con un susto muy serio. A poco más de 3 kilómetros de meta, fuera de la zona de protección por caídas o averías, se produjo una pequeña montonera, como consecuencia de un pequeño bandazo de un corredor del Jumbo, que provocó un corte enorme en el pelotón. Por suerte, gracias a su buen posicionamiento previo, tanto Roglic como el líder, Remco Evenepoel, salvaron el percance. En el caos emergió la figura de Jonathan Milan, que ya ha hecho vibrar a la afición italiana a las primeras de cambio. El imponente transalpino (22 años y 1,94 m) brilló ante los grandes velocistas de este Giro para conseguir el primer triunfo de su carrera en una gran vuelta. La general, sin cambios, se mantiene liderada por Evenepoel.

La jornada, la primera de las muchas que alcanzarán los 200 km en esta Corsa Rosa (202), cumplió el clásico guion previsto para este tipo de recorridos: fuga temprana, neutralización y volata. Paul Lapeira (AG2R), Thomas Champion (Cofidis), Mattia Bais (EOLO), Alessandro Verre (Arkea) y Stefano Gandin (Corratec), apenas tardaron 5 km en consolidar la escapada, totalmente consentida por el pelotón. Cuando le ventaja de este quinteto se aproximó a los 6 minutos, los equipos de los velocistas decidieron poner a uno de sus hombres en cabeza del pelotón para repartirse el trabajo de caza.

Superada la tachuela de Silvi Paese (4ª categoría), Verre quedó descolgado y fue atrapado por el pelotón minutos después, que dejó a tiro la neutralización con un mundo por delante. El esprint intermedio de Pescara nos brindó un anticipo de lo que podía estar por venir: fugados aparte, Gaviria fue el más rápido de los hombres del pelotón, batiendo a Michael Matthews. El colombiano dejó claras sus intenciones: la maglia ciclamino, que ya conquistó en 2017, también entra en sus planes en este Giro.

La neutralización se cocinó a fuego lento, a la par de un ritmo de etapa que no fue excesivamente rápido (41 km/h de promedio), por lo que la aventura de los escapados tocó a su fin a 38,5 km de meta. Poco reseñable hasta los últimos compases, a excepción de una leve caída en la zona trasera del pelotón por la que perdió contacto Einer Rubio. Gracias a la fila de coches y el apoyo de dos compañeros, el menudo colombiano no tardó en reengancharse. No fue el único percance, ya que la caída de unos cinco corredores en el margen derecho de la carretera, que llegaron a impactar levemente con algunos espectadores, provocó un corte tremendo en el pelotón. En el esprint, Gaviria tomó la delantera, pero lanzó desde demasiado lejos y se le hizo largo el esfuerzo. Milan, con una bicicleta de ventaja, se impuso con claridad a Dekker y Groves. Otra joven promesa ha nacido.