GIRO DE ITALIA

El Giro de Pogacar

El esloveno debuta en el Giro como punto de partida de su gran objetivo del año: el doblete de Corsa Rosa y Tour de Francia. Juanpe López, mejor baza española.

ERIC LALMANDAFP

Hoy, 4 de mayo, se cumplen 75 años de la Tragedia de Superga, accidente de avión en el que 31 personas perdieron la vida, incluidos 18 futbolistas del conocido como Il Grande Torino, equipo que en la década de los 40 forjó su imborrable historia. Será precisamente ahí, en Turín, donde dé comienzo la 107ª edición del Giro de Italia, Grande Partenza en la que un joven esloveno aspira a forjar a fuego su leyenda. Hablamos, cómo no, de Tadej Pogacar. A sus 25 años ha llegado el momento, la hora de afrontar la madre de todos los retos de este deporte, que no es otro que el de conseguir el doblete de Giro y Tour de Francia en la misma temporada. Palabras mayores.

Pero Pogi es así. No sólo compite contra sus rivales generacionales. Su ambición va más allá. Trasciende épocas. Atravesando fronteras, infinidad de localidades, e incluso Alpes y Dolomitas, el corredor del UAE Team Emirates afronta durante las próximas tres semanas la primera parte de su desafío, de su cita con la historia. Para tener éxito, Pogacar deberá llegar a Roma el próximo 26 de mayo como portador de una maglia rosa que nunca ha vestido, evidentemente, porque este año debuta en la Corsa Rosa. Serán 3.400 km a superar, además de un total de 44.650 m de desnivel acumulado, o lo que es lo mismo: casi 7.000 m menos respecto a la edición de 2023. Toda una declaración de intenciones por parte de Mauro Vegni, director del Giro, que extendió la alfombra roja y abrió los brazos al esloveno desde la presentación del recorrido: “Esta ruta le daría la oportunidad a Pogacar de probar el doblete Giro-Tour”. Dicho y hecho.

Pogacar, aclamado en la presentación de equipos de Turín bajo la lluvia.LUCA BETTINIAFP

El tablero de juego de este Giro plantea dos narrativas bien distintas. Por un lado, el argumento principal, con Pogacar en el papel de absoluto protagonista. Su superioridad sobre el resto de participantes, en cualquiera de los escenarios que plantea este año el recorrido, es inmensa, por lo que uno de los grandes puntos de interés recaerá en ver los récords que es capaz de batir. Los méritos con los que aterriza en Italia el genio esloveno son simplemente inalcanzables para el resto de mortales: siete victorias repartidas entre Strade Bianche, Volta a Catalunya (más cuatro etapas) y la Lieja-Bastoña-Lieja. Todo ello, en únicamente diez días de competición. De locos.

Por otro, las tramas secundarias, que girarán en torno a grandes corredores, aunque ninguno de ellos pertenece a la liga galáctica del esloveno. Vingegaard, Evenepoel y el vigente campeón, Roglic, no estarán presentes, pero sí Geraint Thomas, Romain Bardet, Ben O’Connor, Cian Uijtdebroeks, Dani Martínez, Damiano Caruso y un largo etcétera que aspira al podio. Para esos puestos de honor también está convocado Juanpe López, que llega como mejor baza de una escasa participación española (junto al de Lebrija, Pelayo Sánchez, Albert Torres y Rubén Fernández) y como flamante vencedor del Tour de los Alpes, donde batió a buena parte de los corredores mencionados anteriormente. En clave de equipos, el Movistar será el único representante nacional, y partirá con el claro objetivo de triunfos de etapa con Gaviria en los esprints (Torres, Milesi y Cimolai como lanzadores), y con Einer Rubio y Nairo Quintana (regresa a una gran vuelta en un Giro que conquistó en 2014) en la montaña.

Mapa con el recorrido del Giro de Italia 2024.Giro de Italia

Grandes cimas, contrarreloj y sterrato

Las señas de identidad del recorrido que presenta este año la ronda italiana son fácilmente reconocibles. La organización ha sacrificado algo de dureza y desnivel, pero sin renunciar a una alta montaña que contará con varios colosos como el Monte Grappa, el Mortirolo y, si las nevadas de las últimas semanas no lo impiden, el Stelvio, que sería la ‘cima Coppi’ (mayor altitud) de esta edición con sus imponentes 2.758 metros. Antes de todo ello ya habrá emoción desde el primer día, con una pequeña modificación en el recorrido que conduce a un interrogante inevitable: ¿se vestirá Pogacar de rosa? La inclusión de la cota de San Vito (1,4 km al 10% de promedio), que se corona a 3 km de meta, es toda una invitación al espectáculo del esloveno por parte de la organización.

Ahí no queda la cosa, porque la Corsa Rosa recupera una buena dosis de contrarreloj, sobre todo, si nos atenemos a los estándares actuales del ciclismo. Los casi 72 km, repartidos en una jornada de 40,6 km y otra de 31,2, suponen una distancia más que respetable e, incluso, podrían generar mayores diferencias que las etapas de alta montaña. El colofón será el regreso del sterrato, ausente en los últimos años, en una sexta etapa que con 11,6 km de caminos de tierra, repartidos en tres tramos (el segundo, en subida), que harán de todo menos una jornada tranquila de camino a Rapolano Terme. Abróchense los cinturones y sean bienvenidos, un año más, al Giro de Italia.

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